El experto en conservación de órganos espera que lo reanime
revivir100 o 200 años después
Martes 9 de diciembre de 2014, p. 3
Senden.
Todo debe ocurrir muy rápido cuando Klaus Sames muera. Su cuerpo será cubierto de hielo y trasladado a un instituto donde será embalsamado y congelado. El plan del prestigioso profesor alemán: dormir
100 o 200 años y luego revivir
. ¿Un paso a la vida eterna o un delirio sin fundamento?
El científico de 75 años sueña con lo primero. Y trazó por eso un plan con todos los detalles: los 60 kilogramos de hielo que harán falta para tapar su cadáver y ralentizar la descomposición de las células, el traslado a la ciudad alemana de Senden, la funeraria donde será dormido
y los métodos que se utilizarán.
Katrin Amunts, del Consejo Alemán de Ética, considera el rocambolesco plan poco serio
. Hasta ahora no es posible congelar órganos y volver a descongelarlos con la esperanza de que sigan funcionando
, explica la neuróloga. Los daños en el proceso serían demasiado grandes. Todo intento está condenado al fracaso
.
Estudioso del envejecimiento
Pero Sames tiene otra opinión. Durante décadas de trabajo científico investigó el envejecimiento del cuerpo humano, manteniendo siempre en secreto su verdadero interés: la posibilidad de una resurrección.
Cuando aún estaba en la ciencia no revelé nunca que me interesaba la criónica
, explica ya convertido en pionero alemán en ese campo, que estudia la preservación de órganos o seres vivos completos por congelación con la vaga esperanza de tratarlos en el futuro con una tecnología médica aún inexistente y así poder reanimarlos.
El investigador explica que su cuerpo cubierto de hielo llegará a la funeraria donde “será llenado de un líquido congelante para ‘dormirlo’”. Para eso tendrán que seccionarle el tórax, vaciar su sistema circulatorio y sustituir la sangre por esa sustancia.
El proceso estará a cargo de Markus Maichle, embalsamador con experiencia en la conservación y traslado de cadáveres a otros países, quien califica a Sames de loco lindo
.
Sin embargo, el destino del científico no terminará allí. Cuando su cuerpo esté relleno del líquido congelante, será llevado a 78 grados bajo cero y transportado hasta una empresa de Estados Unidos en la que, según el plan, descansará en una cámara a 196 grados bajo cero por tiempo indeterminado. Cien años por lo menos
, estima.
El largo sueño tendrá por supuesto un costo que Sames cree haber cubierto con el dinero que ya transfirió al instituto. El profesor estima que el plan saldrá entre 49 mil y 61 mil dólares.
Sames admite que no está claro cuándo podría volver a ser reanimado. La descongelación de un cuerpo sin que sufra daños no es sencilla
, señala. Pero confía en que los avances de la medicina encuentren en un futuro la respuesta. Tal vez funcione alguna vez
, especula.
Mientras tanto, se enorgullece de una salud de hierro
. A los 75 años tiene aún muchos años por delante
antes de embarcarse en su aventura.