Expresa molestia por la forma en que es conducido actualmente
Miércoles 12 de noviembre de 2014, p. 20
Alfonso Ramírez Cuéllar renunció el lunes como militante del PRD, partido del cual fue fundador.
En su carta de renuncia, dirigida al presidente del instituto, Carlos Navarrete, cuestionó que la dirección nacional “quedara –desde principios de octubre– bajo el manejo y control de simples operadores políticos”, en lugar de nombrar un liderazgo de alcances nacionales y de vasta autoridad moral
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Consideró inaceptable que el sistema de partido y de corrientes que prevalece solamente pueda sostenerse con la inyección de grandes flujos de dinero
, y aseguró que esto se proyectó, desde hace años, como el factor determinante para el control de los órganos de dirección partidaria
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Mencionó que en el caso de la última elección para nombrar consejeros nacionales y dirigencias locales, los gastos llegaron, según testimonios de distintos dirigentes de las diversas planillas, a representar cifras cercanas a los 800 millones de pesos
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El dirigente de El Barzón especificó que no se trató de dinero del partido, el que fiscaliza la autoridad y se obtiene bajo las normas de la legalidad, sino el que se mueve a partir de los circuitos informales y de los orígenes llenos de sospecha
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También señaló que en el PRD se ha formado una casta de lúmpenes que adquieren cada día mayor poder en puestos de gobierno de las delegaciones, municipios y en las esferas de los congresos locales y de las legislaturas federales
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Se trata de un grupo de personas “relativamente jóvenes que han sido educadas en el robo de urnas y la compra de votos, en el uso de grupos de choque y el manejo de grandes sumas de recursos.
Actúan como operadores en las alcantarillas y son los principales encargados de aceitar económicamente los canales extrainstitucionales de la estructura partidaria
, agregó.
Ramírez Cuéllar señaló que la situación por la que atraviesa el PRD es, en muchos sentidos, una enorme descomposición política con escasas posibilidades de corregir. Es una situación que se gestó a lo largo de muchos años, y volvió a explotar con los asesinatos y la desaparición de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa
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