El maíz transgénico no generaría mayor productividad en el campo mexicano ni abarataría el costo del grano, y sí en cambio significa un grave peligro de contaminación para las semillas nativas y de daños a la salud de los consumidores.

Así lo advirtió un grupo de científicos especializados en el tema, quienes señalaron que si esta variedad de maíz se disemina, las trasnacionales pueden argumentar que se está haciendo uso indebido de su producto, exigir pagos por ello y controlar el mercado, lo cual pondría en riesgo la soberanía alimentaria del país.

Durante un foro organizado en la Torre II de Humanidades, de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Antonio Serratos, vicepresidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, manifestó que aunque todavía no se han otorgado licencias para la siembra de maíz transgénico, en los hechos las autoridades se han dedicado a promoverlo al no diseñar estrategias para proteger las semillas nativas.

Por negligencia y omisión, no se han hecho políticas públicas que cuiden el maíz. En este momento es ilegal sembrar maíz transgénico, pero se corre el riesgo de que se privatice el germoplasma de esta semilla y que el pueblo pierda sus recursos fitogenéticos, alertó.

La Ley de Propiedad Intelectual indica que si alguien pone en circulación productos patentados, se hace acreedor a una infracción, por lo que si un campesino utiliza granos transgénicos que hayan llegado a sus tierras de forma accidental, podría recibir una multa de más de un millón de pesos, ejemplificó.