La multitud de jóvenes comenzó a desfilar por los accesos del autódromo Hermanos Rodríguez para acudir al primer día de la quinta entrega del Festival Corona Capital. Algunos en grupo, otros en triadas y los menos en parejas, pero todos con el ánimo inquebrantable para escuchar al manojo de grupos que desfilarán en la celebración. A las 18 horas la cifra oficial de asistentes era de 85 mil personas y se veía, el espacio destinado: los escenarios, corredores, áreas verdes, puestos de comida y de marcas patrocinadoras estaban atestados. Incluso, por momentos, el deambular se atascó, pero no impidió que la celebración continuara naturalmente.

En los tres escenarios: Corona, Corona Light y Doritos, los encargados de abrir fueron Deafheaven, Black English y Mo, respectivamemente, con los cuales inició la fiesta musical.

La primer gran sorpresa de la tarde la protagonizó The Julie Ruin, quien colmó el escenario principal con su sonido rabioso y trepidante. El baile, la gritería y los coros fueron los vectores de su presentación.

Mientras en el escenario terciario el cuarteto de New Jersey, Real State, hizo lo propio moviendo a la banda que le cayó a ver su impecable presentación.

Los guapos no necesitamos filtros

La imagen del público emigrando de un escenario a otro, vistiendo/portando sus camisetas de series de televisión, de sus grupos y clubes favoritos, enfundados con máscaras de luchadores o con frases tipo los guapos no necesitamos filtros, otorgaban la imagen de una verdadera festividad.

El dueto de Cults, integrado por Madeline Follin y Brian Oblivion, tomó el escenario Corona Light para regalar una solvente/elegante presentación en 40 minutos que resultaron insuficientes para sus seguidores, aunque canciones como Abducted y You known what I mean saciaron un poco el apetito del público, que agradeció con palmas a lo alto.

Sean Lennon, respaldado con los músicos The Ghost of a Saber Tooth Tiger, con unos gráficos impresionantes y con el mensaje de bienvenida: Hola, es un honor tocar para ustedes cabrones, despertó los ánimos más primitivos del público, que celebró toda su música y sus mensajes en español.

Dándole un tintazo, sólo por momentos, al color de voz de su padre John, en 50 minutos tocó nueve canciones, Golden earings, Xanadu y Midnight sun, entre ellas.

La cerveza, las bebidas energéticas y el agua embotellada se consumían copiosamente ante los inclementes rayos solares, que se mudaron a las 18 horas por las grises nubes que refrescaron el ambiente, pero sin menguar ni un ápice los ánimos desbordados de los fanáticos.

Los decibeles continuaron con los Kooks, que colocó a gran parte de los asistentes en un punto intermedio entre la locura y el desenfreno.

Más tarde llegó el arsenal musical de los Black Kids, un deleite sonoro con texturas extraídas del rock clásico, pero ingeniosamente disfrazadas de indie rock con salpicaduras de una variedad de otros géneros emparentados con el rock alternativo.

En el turno de Best Coast también se vivió una apoteosis rítmica con la que el público brincoteó en los 50 minutos de su actuación. Sirvió también para despedir los rayos del sol y preludiar lluvia.

Para concluir la primera jornada sabatina del primer día del Corona Capital, aún faltaban por desfilar una parte fina del cartel como: Gusgus, Jack White, MGMT, Massive Attack, y Weezer, entre otros.