Caminar descalza entre elefantes. Una manada de 30 ejemplares, todos iguales y distintos, colgados del techo con delgados hilos transparentes. Es la imagen de un elefante salido de la imaginación del artista Francisco Toledo en una serie de 30 grabados que llegaron a la ciudad de México en una caja de madera provenientes del taller de Fernando Sandoval, en Oaxaca.

Es un regalo para La Jornada al cumplir tres décadas de su fundación.

El paquidermo dibujado por Toledo está formado por líneas finas que le dan, a la vista, esa sensación de rugosidad a la piel sobre el papel. Con su trompa entre las patas arranca una flor del suelo. Un elefante en blanco y negro que se repite 30 veces y que parece infinito.

Están todos juntos, los 30, en las paredes y el piso blanco del estudio para la realización de un video y la toma de cientos de fotografías. La imagen en video es de Fabián Cordero y las fotografías de Paul Brauns.

El video, que se encuentra en la página electrónica de este diario, fue producido por La Jornada, coordinado por Fabrizio León Díez y realizado por Ilusión Films. La música original es de Chelly Martínez y la edición de Jaime Ampudia Orradre.

En el estudio había que caminar sin zapatos para no dejar marcas en el piso y casi casi de puntitas sin tocar absolutamente nada, ni siquiera una esquina de los grabados, tan es así que los museógrafos Horacio Muñoz, Miguel Ángel Corona y Eduardo César Cabrera, que trabajaron con ellos, lo hicieron con guantes blancos.

El elefante y lo que representa: sabiduría, fuerza, memoria, inteligencia y también arma de guerra. Figura que ha sido representada como un dios y llevada a la literatura, entre otros, por los premios Nobel Rudyard Kipling y José Saramago, el primero en sus cuentos Toomai de los elefantes y Los servidores de su majestad, y Saramago en El viaje del elefante.

Bondad, prudencia, moderación

Juan José Arreola, quien lo incluyó en su Bestiario, dice en El elefante: “Viene desde el fondo de las edades y es el último modelo terrestre de maquinaria pesada envuelto en su funda de lona. Parece colosal porque está construido con puras células vivientes y dotado de inteligencia y memoria. Dentro de la acumulación material de su cuerpo, los cinco sentidos funcionan como aparatos de precisión y nada se les escapa (…)”

Ganesh es el dios hindú con cuerpo humano y cabeza de elefante. Encarna la sabiduría y la inteligencia, y es el patrono de las artes y las ciencias.

Es un animal que fue empleado como arma de guerra varios siglos antes de nuestra era. Los persas lo utilizaron en sus batallas, e incluso Alejandro Magno y Aníbal lo incluyó en su ejército. El emperador Carlo Magno recibió uno de estos ejemplares en el año 798. Fue un regalo del califa de Bagdad, Harún Al-Rashid. Era blanco y su viaje hasta las manos del emperador duró cuatro años.

Plinio, en Historia Naturalis, dice: El animal más grande y más próximo a los sentidos humanos es el elefante: ellos tienen inteligencia, obediencia a las órdenes y lenguaje de su país, memoria de los trabajos que han aprendido, deseo, amor y gloria, y por otro lado virtudes que son raras incluso en el hombre: bondad, prudencia, moderación.

Es protagonista de una canción infantil que involucra elefantes y tela de araña y no son pocos los estudios científicos que hablan de su inteligencia y memoria. Son capaces de pintar, de reconocerse a sí mismos, tocar instrumentos o de recoger flores del suelo, como el bello elefante que creó Toledo.