A casi 80 años de que el programa de Francisco Gabilondo Soler surcara las ondas de éter, como en aquel entonces se hacía referencia a las transmisiones de radio, su nieto Óscar Gabilondo hurga en el pasado para presentar otra faceta del conocido Cri-Cri. “El grillito cantor sigue atrapando a los niños, pues educa y divierte”, aseguró en un homenaje al compositor realizado en el Congreso Internacional de Educación Artística Vivarte 2014, en el Centro Nacional de las Artes.

Óscar, uno de los nietos del compositor originario de Orizaba, preside una fundación que lleva el nombre de su abuelo y es el heredero de los derechos de autor.

Mi abuelo también compuso música para adultos, aunque quién dice que la de los niños no es también disfrutada por la gente grande, señaló.

Amante del teatro, Óscar Gabilondo dijo que encontró, al tomar las llaves de un viejo baúl y escarbar en busca de tesoros, una partitura que su abuelo escribió para una obra del dramaturgo  Sergio Magaña.

Tema que remite a 1940

Rentas congeladas es el nombre del escrito y también el de la partitura, lo que remonta a mediados de la década de 1940, cuando por decreto presidencial se puso un alto a la voracidad de casatenientes y se dio un respiro a la economía de muchas familias que no la veían llegar ante los incrementos del pago mensual por sus viviendas.

Gabilondo relata que en su búsqueda se ha topado con piezas, como tangos. Reconoce que Francisco Gabilondo Soler era un gran músico improvisador de temas de jazz que suenan sencillos, pero son complicados.

En su labor, Óscar Gabilondo ha estado acompañado por Gerardo Australia. Ambos piensan compartir lo ya conocido y lo que se encuentre con instituciones gubernamentales, como escuelas y casas de cultura, para que siga vigente la música de El grillito cantor, que surcó las frecuencias de la XEW el 15 de octubre de 1934.

En el congreso, efectuado con el auspicio del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes el pasado fin de semana, se presentó el ensamble de Reynosa, Tamaulipas, llamado Sembradores de Música, cuyos integrantes –todos menores de 16 años– provienen de escuelas de iniciación artística de esa ciudad fronteriza hoy abatida por la violencia.