En mayo se realizaron estudios con equipos de georradar y tomografía en la estructura
Hace unos años se le añadieron túneles de cemento, cuyo peso también afecta el edificio: el mural Bebedores está abombado por tanta carga, explica José Ortega, geofísico del INAH
Se anunció un plan de rescate integral y multidisciplinario para finales de este año
Lunes 28 de julio de 2014, p. 7
Los problemas principales que afectan la gran pirámide de Cholula, Puebla, son la humedad y el peso que representan, sobre todo, una serie de túneles que se le añadieron hace años, hechos de cemento, durante las primeras exploraciones al sitio, afirma el doctor José Ortega, responsable del laboratorio de geofísica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Durante mayo, el especialista y su equipo de colaboradores realizaron estudios con equipos de georradar y tomografía en la estructura que es considerada el basamento piramidal más grande del mundo, con 400 metros por lado.
En entrevista con La Jornada, Ortega explica que en un par de semanas entregará los resultados de los análisis que realizó principalmente al muro donde está el mural llamado Bebedores, detrás al cual, muy probablemente, existen varias oquedades.
El especialista, quien se encuentra en Francia participando en el proyecto de colaboración científica que el INAH y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tienen con el Centre National de la Recherche Scientifique sobre la aplicación de métodos no destructivos ni invasivos aplicados a la investigación del patrimonio cultural, detalla que la gran pirámide de Cholula necesita un estudio en el que participen “expertos ingenieros en estructuras, así como geofísicos, para conocer a detalle su interior.
También hay que realizar otras tomografías de resistividad eléctrica para identificar las fuentes de la humedad, además de caracterizar los adobes, porque no son de un solo tipo; conocer la parte geoquímica de ese material servirá para proponer la estabilidad de los túneles. Después entrarían los restauradores para el mural
.
Ortega narra que los túneles que se hicieron cuando se comenzó a estudiar la zona arqueológica “no tienen estabilidad, son como túneles de topos, se les ocurrió meter placas de cemento, lo que está creando más peso. Incluso se puede observar que el mural está abombado por esa carga.
En cuanto a la humedad, se colocó un geotextil, es decir, una malla que no está sirviendo para contenerla. En el estudio que presentaré a los responsables de la zona sugerimos que se hagan sondeos para ubicar la fuente de humedad. Con un nuevo métodos que utilizamos, no invasivo, obtuvimos como resultado que atrás de los murales existen oquedades las cuales, al tener un vacío es muy seguro que estén funcionando como espacios de humedad, pues ahí se va a condensar el agua. Por eso también se requieren estudios en mineralogía, para conocer la porosidad de los adobes que ahí se observan
.
El equipo de José Ortega trabajó en 2011 la primera vez en la gran pirámide de Cholula, en una zona cubierta con lámina de asbesto, que por cierto es un material cancerígeno prohibido a escala mundial
, apuntó el especialista. El sondeo se realizó bajo ese galerón donde probablemente existan una suerte de cuartos, justo atrás del muro del mural Bebedores.
Proyecto de restauración
La Jornada de Oriente informó hace unos días que un proyecto integral multidisciplinario se pondrá en marcha a finales de 2014 en Cholula, con programas de arquitectura, restauración y arqueología.
De acuerdo con declaraciones de Martín Cruz Sánchez, encargado del sitio arqueológico, principalmente se trabajará en el mencionado mural, una obra de 60 metros de longitud y una altura de aproximadamente 2.50 metros, con unos mil 800 años de antigüedad.
La obra plasma una ceremonia ritual en la que unos 150 personajes enmascarados conviven e ingieren algún tipo de bebida, la cual podría ser pulque, debido a que está asociado con el mundo prehispánico.
Martín Cruz informó que se realizarán intervenciones puntuales en el mural
con el propósito de estabilizar y hacer una intervención integral del contenedor donde está el túnel que conduce a la obra. Añadió que el proyecto constará de tres etapas. La primera estará enfocada en atender uno de los principales riesgos que tiene la gran pirámide y el mural: el tipo de cubiertas que se utilizan dentro del túnel y que forman una bóveda falsa que fue hecha en los años 70 del siglo anterior, como una solución emergente al hallazgo fortuito del mural ocurrido en 1969, al final de una temporada de excavación.
La segunda etapa será el retiro de las cubiertas exteriores, y la tercera será la instalación de un sistema de ventilación en el área de la bóveda falsa, además del cambio del techumbre y la colocación de un sistema automatizado para el achique del agua.