Política
Ver día anteriorDomingo 29 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Menores trashumantes

Doña Olga, Premio Nacional en Derechos Humanos en 2004

Los niños migrantes han estado ahí siempre
Foto
Noé López, hondureño de 34 años, fue agredido a machetazos en la frontera entre México y Guatemala. Se recupera en el alberge Jesús el Buen Pastor, en Tapachula, ChiapasFoto Alfredo Domínguez
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 29 de junio de 2014, p. 4

Tapachula, Chis.

Cada día crece “el número de niños migrantes que fueron dejados a cargo de vecinos o familiares en Centroamérica, que ahora quieren ir a buscar a sus padres a Estados Unidos sin importarles los riesgos. Vienen con miedo, pero sobre todo con la inocencia de creer que cualquiera les va a tender la mano y eso –en la mayoría de los casos– es mentira. Muchos de los que prometen llevarlos con sus padres y en realidad los ‘venden’ en el camino para que los prostituyan o los obliguen a integrarse a las pandillas”, afirma doña Olga, como la conocen los migrantes niños y adultos que enfermos o mutilados reciben atención en el albergue Jesús el Buen Pastor del Pobre y el Migrante.

Olga Sánchez Martínez, doña Olga u Olguita, recibió el Premio Nacional en Derechos Humanos en 2004, por el apoyo que brinda desde hace más de 20 años a los migrantes que se lastiman o enferman al tratar de cruzar por esta zona de México para llegar a Estados Unidos.

Hasta hace unos meses, en su albergue recibían atención médica, comida, ropa y alojamiento, alrededor de 50 personas diariamente.

Ahora son nada más como 25, entre ellos menores de edad que quieren seguir su camino a territorio estadunidense y hombres de más de 60 años que fueron repatriados por Estados Unidos y, al tratar de volver a esa nación, fueron víctimas de la delincuencia en la que también participan supuestos migrantes centroamericanos.

A uno lo asaltaron y como los ladrones no pudieron quitarle mucho, le machetearon la cara y le rompieron la mandíbula. Sus heridas en el rostro ya sanaron, pero en el albergue no hay recursos para solventar la operación maxilar.

Señala que los políticos que la apoyaron tras su reconocimiento hoy la han abandonado y para cubrir las necesidades de los migrantes que recibe en su albergue, vende pan los domingos fuera de las iglesias de esta ciudad y los muros del inmueble se levantan con las manos de quienes han recibido ayuda, porque muchas veces no hay recursos para pagar a los albañiles.

Asegura que la migración de los niños siempre ha existido, pero la violencia de otros delitos ocultaba el fenómeno. Comencé en 1991 la ayuda a migrantes enfermos y desde entonces hemos apoyado a niños amputados; menores de 12, 13 y 14 que sufrieron accidentes, pero era una parte del fenómeno migratorio que no se tocaba. Siempre los adultos y jóvenes que viajan en el tren. Los niños han estado ahí siempre.

–¿Pero hoy están más expuestos?

–Ahorita son las presas más fáciles para los criminales, para la delincuencia, y la venta de seres humanos genera muchas ganancias. Eso ha venido creciendo y a veces hablamos de eso con todas las autoridades, pero muchas no lo quieren tocar, por qué, no sé.