El abuso en la prisión preventiva no es fenómeno exclusivo de México, sino una tendencia presente sobre todo en América Latina y África, derivada de la imposición de castigos más estrictos incluso para delitos no graves, indicó Sara Vera, coordinadora del área internacional de la organización Asilegal.

De acuerdo con la especialista, el país de América Latina y el Caribe que más recurre a esta figura es Bolivia, que tiene a 84 por ciento de su población carcelaria en prisión preventiva, seguido de Paraguay (73.1 por ciento), Haití (70.6 por ciento), Panamá (65 por ciento) y Uruguay (65 por ciento).

El caso de Brasil es singular, pues aunque su porcentaje de prisión preventiva no es tan alto como el de otras naciones –sólo 37.6 por ciento–, tiene la mayor cantidad de personas tras las rejas en América Latina, con 549 mil 577, buena parte de ellas por temas relacionados con narcotráfico.

En esos países, además de Ecuador, Honduras y Colombia, se identificó que la prisión preventiva se usa de manera excesiva por la falta de asesoría adecuada de los internos, la corrupción y la falta de penas alternativas al encarcelamiento, pero también porque muchos jueces se sentían obligados a emitir sentencias de cárcel para no ser censurados por la sociedad e incluso removidos por sus superiores, detalló Vera.

Las cifras en América Latina en este ámbito son comparables con las de países africanos, como Libia (87 por ciento, el más alto del mundo), República del Congo (82 por ciento) , Liberia (78 por ciento) y Benín (74 por ciento).