Para la Iglesia católica la visita de tres días que el papa Francisco realiza a Tierra Santa es pastoral y ecuménica, además de que aboga por la paz en esa conflictiva región, pero para expertos en temas religiosos el objetivo de Jorge Mario Bergoglio va más allá, pues no solo oficiará misas para la minoría católica, sino también se reunirá con los líderes políticos y religiosos de la región.

Este viaje a Tierra Santa forma parte de una estrategia geopolítica del Papa, consideró antropólogo e historiador Elio Masferrer Kan, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, quien agregó que el pontífice visita esos lugares, cuna del cristianismo, para exigir trato digno a los pocos católicos que hay allí, y también que se respete a los conversos al catolicismo.

Agregó que el pontífice va un claro plan de estrechar vínculos y fortalecer la reconciliación con musulmanes y judíos.

Aparte, tanto la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) como la Arquidiócesis de México han resaltado la visita papal a Tierra Santa en sus páginas electrónicas y redes sociales, donde destacan los esfuerzos del Papa por la paz en la zona.

Aliviar la tensión

En su cuenta de Facebook, la CEM destaca: El papa Francisco nos ha pedido que le acompañemos con nuestra oración durante su peregrinación a Tierra Santa, y en una liga expone: pedimos para que este viaje permita un acercamiento con la comunidad judía, aliviando las tensiones religiosas del pasado y generando grandes frutos para el ecumenismo.

La arquidiócesis, en su portal electrónico, descata la petición de paz para la región.

Sobre dicha visita, Felipe Monroy González, director editorial de la revista Vida Nueva México, indicó a La Jornada que este es un viaje muy interesante, pues es el primero internacional que agenda el Papa. Hay que recordar que el viaje a Río (de Janeiro del año pasado) ya estaba planeado por Benedicto XVI.

Como parte de esta gira, Jorge Mario Bergoglio acudirá este lunes al Pontificio Instituto Notre Dame de Jerusalén, el cual pertenece al Vaticano, pero es dirigido por los Legionarios de Cristo desde 2004, por encargo de Juan Pablo II. Allí, el Papa se reunirá en privado con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y bendecirá el sagrario del Centro Magdala, una obra legionaria en la región, que busca incentivar las peregrinaciones de católicos a la zona.