Los integrantes de la caravana Viacrucis del migrante, formada por más de mil centroamericanos que transitan por México en busca de apoyo del gobierno federal, recibieron ayer oficios de salida, comprometidos un día antes por la Secretaría de Gobernación (SG).

En los hechos, el documento entregado por el Instituto Nacional de Migración significa un permiso de 30 días para que los indocumentados tomen el camino que mejor les convenga: regresar a su país o avanzar hacia Estados Unidos, sin ser molestados por ninguna autoridad nacional.

Lo anterior se desprende de un compromiso gubernamental ante la petición de los centroamericanos de tener libre tránsito por México. Esa posibilidad fue canalizada mediante documentos (orden de salida) delineados en el artículo 148 del reglamento de la Ley de Migración.

Rubén Figueroa, coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano, dijo que la entrega de oficios de salida es un gesto positivo, porque así los indocumentados ya no tendrán necesidad de exponer su vida al subirse al tren, pero la crisis humanitaria que vive este sector vulnerable no se solucionará únicamente con medidas de este tipo.

En charla con La Jornada, el activista saludó la entrega de este documento, realizada ayer en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la Alberca Olímpica y un albergue ubicado en la colonia Peralvillo.

Subrayó que para resolver las agresiones en contra de los migrantes indocumentados es necesario que las autoridades mexicanas no sólo se limiten a ordenar medidas palitativas, sino que otorguen una especie de visa de tránsito mediante la cual los trabajadores –la mayoría de origen centroamericano– no sean objetos de persecución.

La visa de tránsito es y va a seguir siendo una de las principales exigencias del movimiento. Con los oficios de salida no van a poder solucionar la crisis que ya hay en el tema migratorio, manifestó.

Un día antes, en un hecho inusual, los representantes de los centroamericanos sin los documentos exigidos por la ley para transitar por México se sentaron a la mesa con los máximos responsables de la política y el control migratorio del país, a quienes la ley obliga a enviar a las personas en esa situación a una estación migratoria, lo cual en la mayoría de los casos concluye en una rápida deportación.

(Los migrantes) salieron contentos, ¿no?, dijo un funcionario de la SG para describir el éxito de la reunión.

Uno de los representantes de los migrantes comentó: Con ese papel vamos a poder ir adonde nosotros queramos; hay personas que desean trabajar acá (en México) y otros quieren arreglar papeles para estar aquí.

Otro de la caravana escribió en unas tarjetas algunas ideas para exponer ante los funcionarios, entre las que se leía: “México fue reprobado en mayo pasado por violar los derechos de los migrantes. Los acompañantes (organizaciones no gubernamentales que los apoyan) no son polleros, son personas que valoran nuestra vida. Lo que les pedimos es algún conducto o permiso para que no arriesguemos la vida”.