Las zonas forestales no sólo enfrentan mayor rezago en infraestructura y servicios que el resto del país, sino que padecen múltiples problemas: cambios clandestinos de uso de suelo, pocas acciones de inspección y vigilancia, atraso tecnológico y falta de mecanismos de capitalización para la producción de madera, indica el Programa Nacional Forestal 2014-2018.

El documento, que será publicado en el Diario Oficial de la Federación, plantea que hay otros obstáculos, como la poca competitividad de las empresas forestales, el escaso desarrollo de plantaciones forestales comerciales y el complejo marco regulatorio, así como la incertidumbre jurídica.

En el programa se resume que las zonas forestales tienen grandes cambios debido a la minería a cielo abierto, el sobrepastoreo, incendios forestales, plagas y enfermedades, pero sobre todo a la expansión de otros usos de suelo.

Apunta que existe gran disparidad entre la población de las zonas forestales –que suman 11 millones de personas– y la del resto del país. Ejemplos de esto son que las viviendas sin drenaje aquí son cuatro veces más que en otras regiones y que 30 por ciento no cuentan con agua potable, mientras el promedio nacional es de 11 por ciento.

Destaca que el deterioro de los ecosistemas forestales es parte de un proceso complejo en el que inciden aspectos demográficos como la migración y la presión poblacional, así como la organización social, la pobreza y la marginación.

Los procesos de deterioro de los ecosistemas forestales tienen como consecuencia costos relevantes por pérdida de oportunidades económicas, de funcionamiento de los ecosistemas, de biodiversidad y de servicios ambientales, indica.

Apunta que la tala ilegal representa 8 por ciento de las causas de la deforestación, y de acuerdo con estimaciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la producción ilícita de madera representa 30 por ciento del volumen anual autorizado en el país.

Entre 1970 y 2012 se presentaron en promedio 7 mil 58 incendios forestales al año, y 93 por ciento de la superficie afectada son pastos y matorrales, y el resto es arbolado adulto. En el periodo 2007-2012, el uso del fuego no controlado en las actividades agropecuarias generó en promedio 39 por ciento de los incendios forestales con respecto del total anual. Le siguen en orden de importancia las fogatas para proveer de luz y calor o para la cocción de alimentos con 11, y los fumadores con 11.

El documento refiere que 70 por ciento (138 millones de hectáreas) del territorio nacional tiene vegetación forestal, del cual 24 por ciento son bosques templados, 21.7 son selvas y 41 por ciento son matorrales. De manglares hay 887 mil hectáreas.

El objetivo general del programa es promover el aprovechamiento sustentable de los recursos forestales del país, reactivar la economía de este sector y mejorar la calidad de vida de los habitantes de esas zonas, así como mantener e incrementar la provisión de bienes y servicios ambientales a la sociedad y reducir las emisiones de carbono generadas por la deforestación y degradación forestal. Para ello se plantean cinco objetivos específicos, 28 estrategias y 122 líneas de acción.