La granizada que cayó el fin de semana pasado arrasó con las hortalizas cultivadas a la intemperie en las chinampas de San Gregorio Atlapulco –ubicado en la delegación Xochimilco–, a grado tal que los productores no pudieron levantar ni una pieza de lechuga entera.

No logré rescatar ni una para comer, parecía que las hubieran hecho confeti, relató Uriel Muñoz, quien perdió 17 mil lechugas en una superficie de 3 mil metros cuadrados.

Ya estaba por cosecharse, en estos días iba a comenzar a levantarla para ir a la Central de Abastos. Nada más échele cuentas de cuánto fue la pérdida, si vendemos cada pieza a cinco o seis pesos, comentó.

Con 40 años de edad, 15 de ellos dedicados al cultivo del campo, asegura que esta es la segunda vez que se le echa a perder la cosecha.

Ya tiene como dos años, también por el granizo, pero aquella vez las pérdidas fueron menores, porque logré levantar la mitad.

Endeble protección

Algunas chinampas están protegidas con una delgada malla, que ayudó a mitigar el daño, pero no todos los horticultores cuenta con los recursos para adquirirla.

Aquí hay gente que se anota a los proyectos del gobierno, pero nada más incluyen a los de su grupo, y ahí los apoyan, pero otros como yo nunca andamos metidos en eso, ni nos avisan, refirió.

Esa misma opinión, la comparte Jonny Martell de 25 años, quien perdió lechugas, espinacas y rábanos. Tengo dos años de campesino independiente y no me ha alcanzado para comprar malla antigranizo. Y del apoyo del gobierno no tenemos información, porque los que trabajan ahí nada más avisan a su gente.

Como prueba de sus dichos, mencionan la actual tragedia por la que atraviesan. Luego de ser afectados por la granizada, la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) comenzó a realizar un padrón de los productores damnificados, pero no a todos ha llegado la información.

Durante un recorrido por las chinampas, los horticultores calcularon que más de la mitad de los 500 productores de esta zona resultaron afectados.

A Flora García, de 63 años, la sorprendió la granizada en plena chinampa cuando cortaba acelga. Sentí los granizos muy fuertes, pensé que iba a pasar rápido y me fui a proteger al cobertizo, pero no paró y ya no pude salir, nada más veía como empezaron a caerse las mallas. Todo se perdió, expresó.