La mayoría de las escuelas de yoga actuales, principalmente en Occidente, reducen esta práctica a la ejecución de las posturas (asanas), de ahí la proliferación de estilos que requieren de una marca comercial para venderse, incluso en centros deportivos o gimnasios.

Esa parte sólo física del yoga es buena, es benéfica como cualquier otra actividad deportiva, sólo que es incompleta, en relación con su esencia y lo que implica, incluso con el significado de su nombre, considera la etnohistoriadora Claudia Leyva.

La también promotora cultural ofrecerá del 30 de abril al 30 de junio un taller experimental para el desarrollo de la atención a través del yoga.

Se trata de un proyecto de investigación para desarrollar una tesina como requisito para la certificación en la formación de maestros de la escuela Yoga Espacio, dirigida por Jñana Dakini, cuyo programa de estudio y práctica es uno de los más rigurosos en México, el que requiere el cumplimiento de 600 horas en dos años, y del cual Leyva es alumna en la generación 2012-2014, a punto de concluir en septiembre.

El taller, que se impartirá en los Viveros de Coyoacán, está dirigido a principiantes o personas que nunca hayan hecho yoga y quieran mejorar su atención, concentración y disciplina a través de esa práctica milenaria.

Los requisitos son voluntad, compromiso y disciplina para asistir puntualmente a las sesiones de hora y media, donde al inicio y al final se aplicará una evaluación sicométrica de atención, diseñada por un experto, para medir recordación específica, pensamiento abstracto, pensamiento concreto y coordinación sicomotriz.

Muchas de las personas que se acercan al yoga, practicantes y maestros, no buscan únicamente un cuerpo tonificado o un abdomen plano, sino algo más allá de la forma; buscan calma, paz, contemplación. Este proyecto pretende reforzar la visión integral de la práctica completa que constituye el yoga, reitera Leyva.

Explica que la palabra yoga se deriva de la raíz sánscrita yuj, que significa atar, juntar, unir. Se le llamaba yug a la pieza de madera de un arado que unía a dos animales de carga, mulas o bueyes, en latín se convirtió en yugo, término que también se refiere a la acción de permanecer en una situación no deseada o bajo el dominio de algo.

“Yoga es la unión del cuerpo y la mente en el sentido del desarrollo de la conciencia que nos permite estar presentes, aquí y ahora. Las tres joyas del yoga son las posturas (asanas), el control de la respiración (pranayama) y la meditación (samadhi). La línea de formación de donde deriva este proyecto, precisamente destaca la necesidad de añadir a la práctica de asanas los elementos originales: aquellos que llevan a la transformación completa del ser, no sólo de su parte física.

Con el yoga unimos cuerpo y mente, con el entrenamiento constante, con continuidad de propósito, su integración armoniosa permite a la mente contemplar el cuerpo, conocerlo y hacer foco en él, y al cuerpo soltarse a la mirada serena de nuestra mente, lo cual es una disciplina de transformación que lleva sus beneficios del tapete del yoga a nuestra vida cotidiana.

Para los fines de investigación de la tesina señalada, mediante el taller experimental, Leyva pondrá a prueba estas consideraciones con personas que no han tenido contacto previo o muy mínimo con el yoga, para luego de tres meses evaluar con una prueba sicométrica, diseñada ex profeso, los cambios en los niveles de atención de los participantes, después de haber practicado secuencias diseñadas para mejorar estos aspectos. Principalmente, estaremos difundiendo esta forma integral de practicar el yoga en nuestros días.

Las sesiones serán miércoles y sábados de 8:30 a 10 de la mañana. El donativo será de 30 pesos por sesión (el cual se utilizará para el material que entregará cada semana). Si por alguna razón al participante no le es posible aportar el donativo, también será bienvenido.

Inscripciones e informes en el correo electrónico: [email protected]. Cupo limitado.