El Frayba: 25 años
n México más desprotegido existiría sin organismos como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, mejor conocido como Frayba, que cumple 25 años defendiendo radicalmente sus posturas y declarándose, sin ambages, del lado del pueblo pobre, excluido y organizado.
El Frayba llega a esta fecha con el obispo Raúl Vera a la cabeza, reconociendo que el país que lo vio nacer en 1989 no es el mismo ahora, y que a la violencia y amenazas de los paramilitares en Chiapas, y antes de las guardias blancas pertenecientes a los grandes finqueros, se suma el despojo de los territorios para saquear sus recursos naturales, como los minerales.
Chiapas tampoco es el mismo. El abandono, la burla y la violencia que padecieron los pueblos indígenas de la entidad tuvo un fuerte hasta aquí
en los territorios organizados en torno al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), donde nada es igual que antes. El Ya Basta zapatista detonó en el centro de lo que el Frayba denunciaba.
Pero debe reconocerse que el trabajo del Frayba, lejos de acabarse, se incrementa, junto con la violencia institucional y paramilitar en el estado que lo alberga. Hoy, como ayer, el centro creado por iniciativa del obispo Samuel Ruiz contribuye a la construcción de una sociedad con plenos derechos para todos. Esa es la meta.
Aunque el gobierno del estado le niega interlocución (mientras acerca a ex servidores del centro que ahora ocultan institucionalmente lo que en otro momento denunciaron), el Frayba pone en evidencia los atropellos de los que son víctimas los pueblos mayas. El más reciente, por ejemplo, el exilio forzado de los habitantes del ejido Puebla, en Chenalhó, quienes tuvieron que huir de sus casas ante el regreso de los asesinos de Acteal, liberados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. O el despojo a los ejidatarios de Bachajón, a quienes persiguen y asesinan para arrebatarles sus tierras.
Dice don Raúl Vera que los principales retos para los derechos humanos en Chiapas son la autonomía y la paz, que están relacionados con el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, los mismos que el gobierno firmó con el EZLN para luego traicionarlos. Las comunidades zapatistas los pusieron en práctica en sus comunidades, pero en otras siguen siendo la meta a alcanzar para poder defender sus territorios.
Uno de los mayores logros del Frayba, señala el también obispo de Saltillo, es que el centro ya no trabaja para las comunidades, sino que pertenece a ellas
. Por eso y por muchas cosas más, la celebración del Frayba es la celebración de los pueblos de abajo.