Sábado 22 de marzo de 2014, p. a16
El ideal de todo melómano cuando escucha música grabada es capturar el sonido ideal, es decir: la costumbre de escuchar música enlatada encierra una utopía.
Y ¿para qué sirve la utopía?, pregunta el maestro Eduardo Ga-leano en uno de sus textos clásicos, donde responde: la utopía sirve para avanzar, pues la utopía está ahí, al alcance: doy un paso hacia ella y ella, la utopía, avanza dos; encamino cuatro golpes de talón y ella realiza ocho. Caminamos.
Pero, ¿cuál es el sonido ideal? Por lo menos en la música apresada en discos, es la música como sonó en vivo cuando fue grabada. Es el mismo ideal que persiguen los ingenieros de sonido.
La breve historia de la música grabada viaja en círculos. Hoy estamos en el cierre de uno de esos círculos: los ingenieros de sonido que trabajan para la industria Beatle han logrado un salto cuántico: en la nueva, enésima pero nueva al fin, edición de una buena parte de la discografía bitlemaniaca, han logrado recuperar y en algunos casos superar el sonido de los discos originales de Los Beatles.
En ocasión del medio siglo de la llegada del, dirían los clásicos, Cuarteto de Liverpool al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, las cajas registradoras no dejan de tintinear, pues los productores soltaron una serie irresistible de grabaciones conmemorativas que incluyen los consabidos inéditos, versiones raras, recopilaciones ad hoc, entre otras linduras.
La efeméride, de tan redonda, no podía quedarse en lo mismo que otras conmemoraciones disqueras, de manera que The Beatles se ponen nuevamente a la vanguardia con el resultado sonoro que resumen las leyendas adheridas en sus portadas flamantes: en la nueva versión del álbum Hey Jude, por ejemplo, se lee lo siguiente: Presented on cd for the first time-Stereo only
.
Uno pone a sonar ese cd y ¡ohlalá! ¡eureka!¡he ahí el sonido original! ¡casi el ideal! ¡he ahí que The Beatles suenan en cd igual o mejor que cuando salieron los discos originales en vinyl!
Los ingenieros de sonido la vislumbraron a ella, la utopía; avanzaron tres pasos y ella, generosa, sólo avanzó cuatro. Casi.
El Disquero se puso a dar de brincos de alegría. Cantó uno a uno los tracks y, de plano, compró otros tres álbumes remasterizados de Los Bítles: Yesterday and Today, Rubber Soul y Revolver, todos engalanados con la siguiente leyenda: Entire album presented in both mono and stereo
. Y también: new improved full dimensional stereo
. Más: “Capitol’s new improved full dimensional stereo sounds better than stereo has ever sounded before!”
El antecedente de estos adelantos de la tecnología aplicados a la música fue la reciente recuperación de las míticas grabaciones en la BBC (http://goo.gl/2LDa9s) y ahora el salto es enorme, tan grande que justifica ese acto tan extraño y peculiar de todo melómano que de pronto se percata que compró el mismo disco por enésima ocasión. Pero no es el mismo disco, porque la tecnología nos permite escucharlo como nunca antes había sonado esa música. Bueno sí, cuando salieron los discos originales y los escuchamos en el tornamesas, aquellos que tenían un botón que decía abajito: balance
y con él podíamos girar todo hacia la izquierda y quedaba apagada la bocina derecha y viceversa, de manera que escuchábamos esos discos de Los Bítles, los que ahora han recuperado en su sonido original los ingenieros, en su dimensión cabal: en la bocina izquierda la voz, el bajo, en la derecha la guitarra y la bataca. La magia de la consola multitrack.
De manera que tenemos en primer plano la valía musical de esos cuatro músicos formidables y sus peculiaridades personales: las preocupaciones sociales de Juanito Lenin; los afanes espirituales de Jorgito Harry Song; el desmadrito permanente de Ringo Lilingo Starr y las silly love songs
de ese extraordinario melodista que es el famoso músico vegetariano don Polma Carne.
El pasaje a lo Johann Sebastian Bach en In my life (Rubber Soul), los hallazgos técnicos y audacias formales de Revolution (Hey Jude), el cuarteto de cuerdas vienés en Eleanor Rigby (Revolver), el fascinante universo sonoro de un grupo de rock que elevó esa música a la categoría de una de las bellas artes.
Gracias a la tecnología, hoy podemos escuchar esa música maravillosa en cidí con una calidad de sonido igual o superior a la del original, en acetato.
Lo que se había perdido en la era del cidí y la música comprimida, estamos a un tris de recuperarlo: la fidelidad del sonido. El sonido ideal. La utopía.
Albricias.