Es la estrella más cercana a la Tierra, la que da nombre a nuestro sistema planetario y gracias a la cual es posible la vida en la Tierra. Fue venerada por diversas culturas en la antigüedad. El Sol y su importancia para la Vía Láctea fue uno de los temas centrales de la tercera Observación Astronómica, organizada por el Museo Tecnológico (Mutec) de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

La tarde del domingo cientos de personas entendieron la magnitud del llamado astro rey, que se encuentra a poco más de 149 millones de kilómetros de distancia, cuya temperatura en su núcleo llega a alcanzar 15 millones de grados centígrados. Pocas ocasiones la gente puede mirarlo de frente o con telescopio, y también es poco común que el Sol se convierta en el protagonista de las multitudinarias observaciones astronómicas que se han realizado recientemente en el país.

Sin embargo, el domingo cientos de personas tuvieron la oportunidad no sólo de verlo directamente (con filtros y telescopios), sino saber que esa estrella constituye la mayor fuente de radiación electromagénica del sistema planetario, debido a la cual aporta, directa o indirectamente, toda la energía vital para generar y regenerar la vida en la Tierra.

La fotosíntesis es uno de los mayores ejemplos de la relevancia del Sol, pues actúa como fuente de energía para que dicho proceso pueda realizarse. También mantiene el calor en la superficie terrestre, ayuda a la orientación y tiene relación estrecha con el movimiento de los mares.

Cientos de personas participaron en la explanada del Mutec en diversas actividades de divulgación. Una decena de telescopios fueron instalados en ese espacio para, con el uso de filtros, observar el Sol directamente.

Gracias a ello los visitantes pudieron acercarse a la superficie solar. Incluso, apreciar las manchas de ese astro. Diana Valtierra Flores, estudiante de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México y participante en esas actividades, señaló que lo que más sorprende a la gente es la información de que en las manchas solares hay alrededor de mil 500 grados centígrados menos que en el resto del Sol. Además, que las más pequeñas son tres o cuatro veces más grandes que la Tierra.

Otra actividad fue contemplar directamente esa estrella con un plato desechable y una mica, como la que utilizan los soldadores en sus caretas.

Antonio Isaac Gómez, profesor del Centro Nacional de las Artes, montó un aparato parecido a los que se usan en las películas de ciencia ficción, con el cual se realiza una transducción de las frecuencias del Sol, operación con la que se logran escuchar los sonidos que genera la actividad solar. Emilio y Diego, de 11 y 10 años, respectivamente, no disimularon su emoción al descubrir lo que escucharon: Es como un gran zumbido, dijo el primero. Diego expresó: No tenía idea de que el Sol hacía ruido.

Mónica Vilchis, responsable de Difusión y Medios del Mutec, indicó que la intención de la tercera Observación Astronómica fue poner el Sol en el centro de la atención, en particular porque en unos días se suscitará el equinoccio de primavera.

Para Ivvone Vite, estudiante del doctorado en Economía en El Colegio de México, valió la pena hacer más de una hora de fila para la observación. Fue una gran experiencia. Pocas veces se tienen oportunidades así. Es raro que se apunten los telescopios hacia el Sol. Pese a su alegría, la joven dijo que no todo fue perfecto, pues había pocos telescopios. Sólo 10. Además, los voluntarios sólo tenían información básica.

También hubo conciertos de rock y jazz, charlas de divulgación científica y mesas de información. Por la noche hubo una nueva observación astronómica, en la cual se pudo contemplar la Luna.