Guadalajara, Jal., 13 de marzo.

En Jalisco viven casi 27 por ciento de los habitantes del país que requieren trasplante de algún órgano o tejido, según el Registro Nacional de Trasplantes y del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos (Cetot).

De los 17 mil 978 mexicanos que esperan un riñón, córnea, hígado, corazón, páncreas u otros órganos, al menos 4 mil 730 residen en Jalisco, que concentra 6.6 por ciento de la población de la República.

Las estadísticas del Registro Nacional del Trasplantes y del Cetot de los 10 años recientes muestran que la cifra de pacientes en espera de transplante se duplicaron y las cirugías disminuyeron 19 por ciento.

De los 10 mil 402 mexicanos (adultos y niños) que están en lista para recibir un riñón, 2 mil 821 viven en Jalisco; lo mismo sucede con mil 876 pacientes que esperan córneas, de un total nacional de 7 mil 92.

De cada siete que aguardan para un trasplante de páncreas, tres residen en Jalisco, y de los 13 que esperan trasplante simultáneo de riñón y páncreas, seis habitan en esa entidad.

Asimismo, de las 404 personas que esperan un trasplante de hígado, 34 son de Jalisco, al igual que cuatro de las 54 que requieren un corazón.

2008 fue el año en que se realizaron menos trasplantes en Jalisco con 578; en 2013 fueron 689; en 2007, 684, y en 2004, 853.

Esto se debió en gran medida a un escándalo en el que estuvo implicado Luis Carlos Rodríguez Sancho, médico trasplantólogo del Hospital Civil de Guadalajara (HCG).

En ese año, cuando Rodríguez Sancho estaba a cargo de la unidad de trasplantes del HCG, acumuló alrededor de 30 denuncias en su contra por presunto tráfico de órganos, pero la Contraloría estatal sólo lo suspendió por faltas administrativas durante tres años.

A Rodríguez Sancho se le acusaba de obtener ganancias ilícitas mediante los trasplantes. Se documentaron varios casos, entre ellos el de Xóchitl Armida Mestas Lomelí, a quien se le pidió que depositara 400 mil pesos en una cuenta de Banamex a nombre de Luis Mario Rodríguez Gorjón, padre del trasplantólogo, además de firmar cuatro pagarés de 100 mil pesos cada uno.

Voy a vivir lo que haga falta

Óscar Fernando Veloz Téllez, tornero de 47 años, está enfermo del riñón desde febrero de 2011 y recibe atención en la clínica 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Veloz Téllez, quien requiere tres hemodiálisis a la semana para mantenerse vivo, es uno de los 17 mil 978 pacientes en espera de trasplante. Cuando lo anotaron en la lista le dieron el número mil 795.

El tornero lleva tres años esperando un donante, porque no quiere que su único hijo (Daniel, de 14 años) le dé uno de sus riñones. Tendrá que sobrevivir al menos cuatro años más en terapia. Voy a vivir lo que haga falta, dice Óscar, no sólo por aferrarse a la vida, sino porque los 2 mil 800 pesos que recibe mensualmente por incapacidad se convertirían, si muere (incluyendo 300 pesos mensuales de su fondo de pensión), en una herencia pensionaria de apenas 275 pesos al mes para su esposa y de 150 pesos para su hijo.

Luego que las diálisis peritoneales con que inició sus terapias fueron insuficientes, desde septiembre pasado Veloz Téllez debe acudir a la clínica del IMSS a conectarse a un aparato de hemodiálisis durante cuatro horas y, muchas veces, regresar a su casa caminando de madrugada porque no tiene dinero para el taxi.

Otro problema es que desde diciembre no recibe un centavo por incapacidad, ya que está tramitando su pensión vitalicia. Le urge que le paguen 10 mil pesos retroactivos para pagar deudas.

Óscar aguarda el día en que el doctor Mario Sandoval Sandoval, director de la división de trasplantes del Hospital de Especialidades del Centro Médico de Occidente (CMO) del IMSS lo llame para programar su cirugía.

En 2013, en el CMO, una de los hospitales donde se practican más cirugías de trasplante de riñón en el país, realizó 271 intervenciones en 251 días hábiles.

Carencias de infraestructura

Sandoval Sandoval comenta que su sueño, 37 años después de que inauguró la división de trasplantes, que ocupa todo un piso del CMO, es que algún día haya un hospital exclusivamente para esas operaciones.

Pero la realidad es otra. Las carencias de infraestructura agravan la penitencia de los enfermos. El hospital más grande de la Secretaría de Salud de Jalisco, conocido como Zoquipan, apenas tiene seis aparatos de hemodiálisis.

El secretario de Salud, Jaime Agustín González Álvarez, reconoce la gravedad del problema y prometió que 2014 será el año del verdadero repunte con una coordinación interinstitucional para atacar un problema que en ningún lado han logrado abatir.