Jueves 6 de marzo de 2014, p. 40
Londres. Una nueva generación de ataques informáticos está costando millones de dólares y presionando la estructura de Internet con la anulación de páginas web y la saturación de los centros de datos. Aunque algunos atacantes son activistas persistentes, bandas criminales o estados-nación en busca de una forma encubierta de golpear a sus enemigos, los demás son sólo hackers adolescentes en busca de diversión. Los ataques de Denegación Distribuida de Servicios (DDoS, por sus siglas en inglés) siempre han estado entre los más comunes en Internet. Consisten en el uso de computadoras secuestradas e infectadas con virus para atacar sitios web hasta que no pueden hacer frente a la magnitud de los datos solicitados. En las últimas semanas se han visto ataques de especial gravedad. El 10 de febrero la empresa de seguridad en línea Cloudflare dijo que protegió a uno de sus clientes de lo que podría ser el mayor ataque DDoS documentado hasta ahora. El ataque de cerca de 400 gigabytes por segundo en su máximo nivel fue 30 por ciento más grande que el mayor ataque documentado en 2013, un intento de tumbar la página antispam Spamhaus, que también fue protegida por Cloudflare. Al día siguiente, un ataque DDoS a la divisa virtual Bitcoin inhabilitó brevemente su habilidad de efectuar pagos. En un caso dramático de extorsión, la red social Meetup.com sostuvo el lunes que estaba librando una batalla contra piratas que habían tumbado la web durante varios días y demandaban 300 dólares para parar, pero no se cederá a su petición, declaró a Reuters el presidente ejecutivo de Meetup, Scott Heiferman.