Sin acciones de prevención y erradicación de la violencia, generaciones de jóvenes podrían perderse, admitió Jorge Sequira, director de la oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para América Latina y el Caribe.

En entrevista, destacó que hay indicios en países de la región, entre ellos México, del efecto del narcotráfico en las escuelas, donde hay maestros, directores y niños amedrentados, con problemas muy serios de seguridad personal para acudir a las aulas y hacer su trabajo.

Tras dar a conocer el Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo 2013/2014 –el cual revela que en caso de seguir la tendencia actual, para alcanzar la alfabetización de todos los jóvenes, garantizar la enseñanza primaria universal y el acceso al primer ciclo de secundaria para la población más pobre se necesitarán 97 años–, Sequira alertó sobre los riesgos de no impulsar acciones de prevención y contención de la violencia, fenómeno que, admitió, una vez instalado cuesta erradicarlo.

Señaló que se tiene evidencia de que el producto interno bruto (PIB) de los países empieza a sufrir por el impacto negativo de la agresión en la sociedad, y por ende en las escuelas.

Se trata de problemas muy serios que se han instalado desafortunadamente en varios países, no sólo en México, y es un tema que se debe resolver.

Agergó que no es un problema que podrá resolverse sólo desde la escuela, y destacó que en las naciones donde hay recursos, como México, hay que invertir en los puntos neurálgicos, donde se necesita más, y uno de ellos es en ofrecer una segunda oportunidad (educativa) para los jóvenes; de manera que en lugar de tomar líneas de vida que no son muy recomendables, se canalicen a cosas positivas.

Hay ejemplos de iniciativas que empiezan a surgir, aseguró, pero “no hay una política nacional, y eso es lo que se necesita.

Seguramente llevará tiempo y presupuesto, pero también demanda tener una cierta visión, pues es un proyecto que incluso debe ir más allá de las fronteras porque está ligado al narcotráfico y la migración que ocurre en otras naciones; debe involucrar no sólo a México, sino a países de América Central.

Sobre el costo social de la crisis mundial del aprendizaje, afirmó que favorece la marginación social que lleva a la pobreza como efecto individual de quienes no logran adquirir los aprendizajes mínimos durante su formación básica, pero también hay un impacto en el crecimiento económico de las naciones y la reducción de la pobreza.

Al respecto, el informe de seguimiento dado a conocer por la Unesco este miércoles señala que si todos los alumnos de países de bajos ingresos lograran egresar de la escuela con competencias básicas de lectura, al menos 171 millones de personas en el mundo podrían salir de la pobreza.

Agrega que una mejor educativa también favorece el ejercicio de la democracia e impulsa la productividad y el crecimiento económico, pues un año de aumento en los resultados educativos medios de la población de un país lleva a un aumento del 2 al 2.5 por ciento del PIB per cápita.