Aunque la presencia de las fuerzas armadas realizando tareas de seguridad pública no es la situación ideal, por el momento no hay alternativas para hacer frente a la crisis de violencia en el país, pero si alguno de sus elementos incurre en delitos graves contra la población civil, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) va a denunciarlo y no le temblará la mano para actuar en consecuencia.

Afirmó lo anterior María Olga Noriega, presidenta de dicho organismo –que desde la semana pasada sustituyó a la Procuraduría Social de Atención a las Víctimas de Delitos (Províctima)–, quien en entrevista con La Jornada subrayó que uno de los principales retos de la CEAV es contar con un registro exacto del número de víctimas en todas las entidades, pues de lo contario es imposible saber la magnitud del problema.

Noriega Sáenz, abogada y académica especialista en temas de derecho penal y criminología, subrayó también que la única forma de superar el escepticismo que aún tienen muchos colectivos de la sociedad respecto a este tipo de organismos es trabajar fuerte y alzar la voz cuando sea necesario.

–¿Cómo encontró el organismo que antes era Províctima? ¿Qué balance hace de él?

–En este momento estamos haciendo un análisis muy minucioso de todo lo que se llevaba aquí. La labor de la comisión es totalmente diferente a lo que hacía Províctima; es como el agua y el aceite, porque nosotros somos un organismo con autonomía técnica y de gestión y nos habremos de encargar de crear todas las políticas públicas encaminadas a la atención integral de las víctimas.

Protocolos específicos

–¿Cuáles son los principales retos de la CEAV en sus inicios?

–Nuestra labor contempla tres rubros. Primero, el registro nacional de víctimas, sin el cual no podemos hacer políticas públicas porque no sabemos a qué nos enfrentamos. Tenemos que convocar a todos los estados de la República a que bajen sus datos de forma certera.

“El segundo punto es trabajar en la creación de la defensoría pública federal, hablar de la figura del abogado victimal, que en México no existe, y el tercero es crear el fondo nacional de víctimas, que en este momento es de poco menos de 500 millones de pesos (equivalentes a 0.014 por ciento del Presupuesto de Egresos).

Además, debemos usar protocolos únicos de atención para cada tipo de víctimas, mediante grupos multidisciplinarios que den atención integral. No podemos tratar igual a quienes sufrieron secuestro, extorsión u homicidio.

Integrantes de Topless México realizaron ayer un performance en la explanada del Palacio de Bellas Artes contra la violencia que azota a MichoacánFoto María Luisa Severiano

–Varias organizaciones criticaron la actuación de Províctima. ¿Cómo superar eso y lograr que los afectados tengan confianza?

–Províctima hizo su labor con lo que tenía y lo que podía. Vamos a convencer a los afectados de que somos diferentes. Su escepticismo es muy fuerte y tienen toda la razón, pero todo esto debe cambiar porque vamos a tener muy presentes a las organizaciones no gubernamentales para formar políticas públicas.

–¿De cuántos casos se están haciendo cargo?

–Nosotros vamos a dar continuidad y fin a todos los casos que tenía Províctima, que son aproximadamente 2 mil.

–¿Van a necesitar más personal para hacer este trabajo?

–Estamos haciendo un análisis de todo eso. El presupuesto para este año es de aproximadamente 400 millones de pesos para la operación de la CEAV y casi 500 millones para el fondo de reparación de víctimas. Con eso habremos de trabajar.

–Los niveles de violencia en este sexenio no parecen estar bajando. ¿Debe modificarse la estrategia de seguridad para que eso suceda?

–La violencia no puede bajar de un día para otro. Para eso debemos trabajar desde la prevención, instaurar una cultura de la legalidad y recuperarnos como país, además de ser más solidarios y comprometidos.

–Pero más allá de eso, ¿no hay una violencia estructural desde el Estado que genera víctimas, como denuncian varias organizaciones?

– Por supuesto que sí habría algún tipo de violencia estructural desde el Estado, no lo dudo, pero la comisión estará muy atenta, vigilando estas cuestiones para levantar la voz.

–¿No va a temblarles la mano para denunciar a la Marina o al Ejército, por ejemplo?

–No. Somos siete comisionados, y mover siete conciencias está difícil, pero todos están comprometidos en que si se tiene que alzar la voz, se alzará.

–¿Le preocupa la presencia de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública?

–Sin duda no son las tareas (que les corresponden), pero tampoco veo muchas opciones. No hay para dónde hacernos, pero las autoridades deben operar respetando los derechos humanos, tanto de víctimas como de victimarios.

–¿Cómo hacer para que la CEAV no sea un organismo de paso, como Províctima?

–¡Pues trabajar duro! No tengo duda de que esta será una comisión histórica, una comisión de la verdad, de servicio a los grupos más vulnerables del país. Es el momento de que la sociedad participe más, porque es muy fácil juzgar y criticar, pero debemos comprometernos hasta el fondo.