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La palabra como memoria y la poesía como sobrevivencia, algunas de sus apreciaciones

La lengua, una patria de muchas patrias; es una dicha haber nacido en castellano

La miseria es el único plato que a millones de latinoamericanos se les sirve cada día, dijo

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El neoliberalismo amplía impune la brecha entre ricos y pobres, denuncióFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de enero de 2014, p. 6

Siempre la palabra. Juan Gelman y la palabra, la que hablaba de poesía y exilio, la que denunció los horrores de las dictaduras de las Américas del centro y del sur, la lengua como patria, la palabra como memoria. Estas palabras, estos temas, siempre presentes, no sólo en su obra, en sus infinitos poemas, sino también en los discursos que pronunció al recibir, en orden cronológico, el Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe (2000), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2005) y Premio Cervantes (2007), tres de los más importantes y apenas tres de los casi 30 galardones que obtuvo.

Ahí está la poesía de pie contra la muerte, dijo al recibir el Cervantes. De los discursos en esas tres ocasiones son estas palabras:

Desaparecidos

“Yo moría muchas veces y más con cada noticia de un amigo o compañero asesinado o desaparecido que agrandaba la pérdida de lo amado. La dictadura militar argentina desapareció a 30 mil personas y cabe señalar que la palabra desaparecido es una sola, pero encierra cuatro conceptos: el secuestro de ciudadanos inermes, su tortura, su asesinato y la desaparición de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto”.

Memoria

“Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente y así como don Quijote limpiaba sus armas, hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado. Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular.

“Ya no vivimos en la Grecia del siglo V antes de Cristo en que los ciudadanos eran obligados a olvidar por decreto. Esa clase de olvido es imposible. Bien lo sabemos en nuestro cono sur. Para San Agustín, la memoria es un santuario vasto, sin límite, en el que se llama a los recuerdos que a uno se le antojan. Pero hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso. Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes, ¿cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad? La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos veces.

Genocidio

Y ahora pienso que no hay un después de Auschwitz, de Hiroshima y Nagasaki, ni del genocidio argentino, que estamos en un durante, que las matanzas se repiten una y otra vez en algún rincón del planeta, que existe ese genocidio más lento que el de los hornos crematorios, pero no menos brutal, llamado hambre, que en el medio siglo que dejamos atrás no ha habido un solo día de paz en el mundo. Padecemos un tiempo anterior, en realidad, anterior al sueño posible, a la humanidad posible, a su fulgor posible. Y, sin embargo, la poesía continúa, tal vez porque encuentra, como Juan Rulfo dijo, el olor de la gente como una esperanza.

México

No estoy exiliado aquí: ésta es la tierra que elegí para vivir y morir, la tierra que abrió sus puertas generosas a los perseguidos por las dictaduras del sur.

Neoliberalismo

“Y menos ahora, cuando el neoliberalismo imperante ensancha impune la brecha entre ricos y pobres y la miseria es el único plato que a millones de latinoamericanos se les sirve cada día. Sin embargo, la poesía sigue viva, es un tirar contra la muerte, su mera existencia resiste el envilecimiento de lo humano ‘en edad tan detestable como es ésta en que vivimos’, que dijera don Alonso”.

Lengua

La lengua es la patria de muchas patrias, la infancia, el hogar, una manera de ver el mundo, de hablar con él, y es una dicha grande para mí haber nacido en castellano. La lengua expande el lenguaje para hablar mejor consigo misma.

Poesía

“La poesía habla al ser humano no como ser hecho, sino por hacer, le descubre espacios interiores que ignoraba tener y que por eso no tenía. Va a la realidad y la devuelve otra.

“Espera el milagro, pero sobre todo busca la materia que lo hace. Nombra lo que la esperaba oculto en el fondo de los tiempos y es memoria de lo no sucedido todavía. Sólo en lo desconocido canta la poesía.

“Premiar el mester de poesía, esa Cenicienta de la literatura que apenas ocupa rinconcitos en los catálogos de las grandes editoriales, es un acto casi heroico. Va a contramano de estos tiempos y a favor de la historia. La poesía viene del fondo de los siglos y ninguna catástrofe natural o de mano de hombre ha podido cortar su hilo poderoso. Es un hilo que nos une a todos y sólo se acabará cuando se acabe el mundo.

Y la condición de los poetas es frágil, no encuentran abrigo en su obra, cada momento de esa obra cuestiona los demás y entonces nada sostiene a quien no tiene otro sostén que el acto de escribir. Y, sin embargo, la poesía continúa. La poesía está cargada de más vida.