Somos refugiados, queremos asilo
, claman ante el Parlamento
Jueves 9 de enero de 2014, p. 21
Jerusalén, 8 de enero.
Más de 10 mil inmigrantes africanos se concentraron este miércoles frente a la Knesset (Parlamento de Israel) para protestar contra la nueva política de inmigración del gobierno y pedir asilo político. Somos refugiados, necesitamos protección
, gritaban los manifestantes, originarios principalmente de Etiopía, Eritrea y Sudán.
En el cuarto día de protestas, los inconformes marcharon por las calles de Jerusalén con las manos esposadas, en alusión a las políticas de detención que ha llevado a cabo el Estado israelí contra los indocumentados.
La ley de antinfiltración votada el 10 de diciembre establece que los migrantes indocumentados pueden permanecer detenidos hasta un año sin juicio.
La marcha, resguardada por unos 200 policías, arribó al Knesset, donde los inmigrantes intentaron hacer llegar una carta al primer ministro Benjamin Netanyahu a través de legisladores, pero el presidente del parlamento Yuli Edelstein negó la entrada a cuatro representantes por temor a provocaciones
.
La misiva fue entonces leída por uno de los líderes de los migrantes y en ella exigen que el gobierno libere a los indocumentados arrestados en cuatro centros de detención, procese sus pedidos de asilo y entable un diálogo con ellos.
Algunos parlamentarios buscaron una mediación: “Los solicitantes de asilo pidieron ayer al premier una reunión, pero debido a que no obtuvieron respuesta, convocamos a los miembros del Knesset a reunirse con los delegados y propiciar el diálogo, dijo el legislador Michal Rizin. Son seres humanos y llegó el momento de que el gobierno los trate como tales
, añadió.
De acuerdo con las autoridades israelíes, unos 53 mil africanos han cruzado sin permiso hacia Israel a través de la frontera con Egipto desde 2006, y son considerados por el gobierno infiltrados que representan una carga social para el país.
Los migrantes sostienen que son refugiados que huyeron de la violencia en sus países, pero el ministerio israelí del Interior se niega a revisar sus casos.