La relación del artista con la ciudad de México es, en un primer momento, de cansancio pero a la vez hay una fascinación. A esta urbe siempre la describo como una mala amante; nos maltrata, pero ahí estamos, señaló el académico Jaime Tamayo durante la presentación del libro-memoria de la exposición Trazo urbano: gráfica contemporánea desde México, que se exhibe en el Museo de la Ciudad.

Un texto del antropólogo Néstor García Canclini fue el detonante para la muestra colectiva de gráfica contemporánea en torno a esta capital.

El ensayo Las cuatro ciudades trazó el hilo conductor de los artistas para trabajar de manera conceptual cada una de sus propuestas que integran la exposición en el recinto ubicado en Pino Suárez 30, Centro Histórico, donde también se presentó el libro.

Toda exposición tradicionalmente debería tener una finalidad pedagógica. Los curadores de arte debemos tender a traducir la posibilidad de una trascendencia del hecho artístico de manera pedagógica. En México, por razones económicas, ideológicas o por muchas que no atañen al arte, se hacen las muestras sin terminar en un catálogo, en un documento que permita acceder a las ideas del artista, como pensador que toma una idea y la procesa en un lenguaje estético que permite acceder a un conocimiento o tomar un punto de vista crítico, expresó Tamayo, quien coordinó del catálogo.

Sin papel ni calcografía

No se trata de un libro común, detalló Alejandro Villalbazo, curador de la muestra Trazo urbano…, sino de una caja que contiene un folleto con los textos críticos de García Canclini y del artista Felipe Ehrenberg, carteles impresos con la obra final y la información curricular de los participantes en la exposición, además de postales con detalles de las piezas. La motivación de este libro no es hacer un catálogo, sino una reflexión, testimonio y memoria del proyecto, señaló.

Trazo urbano: gráfica contemporánea desde México profundiza en los procesos no convencionales de producción gráfica y a partir del texto de García Canclini se eligió el tema de la ciudad para formular la muestra. Intervenciones, instalaciones, gráfica combinada con sonido, video o acción son parte de los trabajos cuya exhibición terminará el próximo marzo.

Al respecto, Jaime Tamayo comentó que los artistas aceptaron el reto de abordar su trabajo desde la posibilidad de análisis y llevar al límite el propio lenguaje de la gráfica, en la que se prescinde del papel y la calcografía. Estamos ante la gráfica como elemento conceptual y contemporáneo, apuntó.

El libro-memoria, al igual que la exposición, fue impulsado por el colectivo Eje Gráfico Contemporáneo. El volumen no circulará de manera comercial, se informó. Los ejemplares serán distribuidos entre los artistas participantes, en bibliotecas y centros de estudios relacionados con el arte.

Tamayo agregó que el documento presentado permite ver dónde están los límites de la gráfica y desde dónde se puede partir para innovar, ya sea desde el trabajo tipográfico, las posibilidades tecnológicas, las ideologías, las percepciones de los metalenguajes. Todas estas cosas se ven en la exposición y se compilan en este libro.

Al final, una de las conclusiones fue: La ciudad puede ser un caos, pero también tiene un elemento estético maravilloso.