asi 40 por ciento del territorio de Zacatecas está concesionado a la industria minera. Es ampliamente conocido que la entidad ha ocupado los primeros lugares internacionales en extracción de plata y otros minerales y, recientemente, de oro.

La historia de Zacatecas está ligada a la minería; sin embargo, después de poco más de 450 años de coexistencia con esa industria es innegable su herencia de contaminación, pobreza y desigualdad, lo que basta y sobra para saber que la forma de explotación impuesta por las compañías contribuye ínfimamente al desarrollo del estado y de su población.

Ante la aprobación de la reforma energética propuesta por Enrique Peña Nieto y radicalizada por el Partido Acción Nacional, el país vive una coyuntura histórica que marcará su destino: por desgracia, los resultados de la minería en Zacatecas se replicarán en todo el sistema energético nacional.

Por su experiencia con la explotación de minerales, Zacatecas es un ejemplo claro de que las trasnacionales petroleras sólo están interesadas en aumentar indiscriminadamente la extracción y exportación de crudo, y no en agregar valor ni en generar empleos en México; además, debe considerarse que las petroleras exigirán muy pronto, amparadas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el mismo régimen fiscal que las mineras, que con la nueva miscelánea fiscal pagarán solamente un promedio de 7.5 por ciento de sus utilidades.

La élite del poder económico y político de Zacatecas debe reconocer la dependencia del estado de las transferencias e inversiones de gobierno federal, que la decisión de compartir las utilidades petroleras con las corporaciones implicará un crecimiento del poder de quienes exigen menor actividad gubernamental para promover el desarrollo regional, y que ello profundizará las brechas entre los territorios atrasados y los desarrollados al dejarlas a merced de las fuerzas del mercado, relegando una vez más del desarrollo humano a la inmensa mayoría de los zacatecanos.