Cientos de seguidores lo ovacionaron en el estreno de La danza de la realidad
En ese país empecé a hacer cine, teatro, fábulas, señala el realizador de origen chileno
Jueves 5 de diciembre de 2013, p. 9
Berlín, 4 de diciembre.
Con su película autobiográfica, La danza de la realidad, el cineasta de culto chileno Alejandro Jodorowsky ha vuelto a la pantalla grande después de 20 años de no hacer cine, provocando tumultos y ovaciones en cada exhibición. Ya fue aclamada en el festival de Cannes en mayo pasado y en Berlín era esperada con expectación por cientos de fieles seguidores.
Las dos plantas del cine Babylon se encontraban abarrotadas de gente, en su mayoría un público joven, que recibió al director con una interminable ovación tras la proyección de la cinta de más de dos horas de duración. El largometraje fue el plato fuerte del festival Alrededor del mundo con 14 películas y fue la única proveniente de América Latina.
Tocopilla
La cinta autobiográfica recrea el árido puerto de Tocopilla, situado en la costa del Pacífico, en el norte de Chile, donde nació Jodorowsky en 1929. El lugar está poblado de enanos, lisiados y payasos, un ambiente circense colorido y bullicioso, característico de la iconografía delirante y absurda del cineasta. El epicentro es la Casa Ucrania, tienda de lencería que administran sus padres de origen judío ucraniano donde un enorme retrato de Stalin observa las medias y la ropa interior femenina.
El hijo mayor del cineasta, Brontis, encarna a Jaime Jodorowsky, padre del director. Se le ve en el papel de tirano que castiga a su hijo (Jeremías Herskovits) hasta hacerlo sangrar en su afán por hacerlo hombre.
Su madre Sara, papel interpretado por la soprano Pamela Flores, es una mujer de pecho protuberante que llama a su hijo cantando y lo cura las heridas emocionales. “Mi madre era así, tenía unos senos enormes, que muestro no como algo erótico, sino como una realidad. Era esencial que encontrara a una cantante de ópera, porque su sueño había sido ser cantante de ópera y siempre me llamaba cantando ‘Aleeejandriiitoooo, veeen a cooomeeer’, al final es ella la que sana al marido”, explicó el cineasta a un júbiloso público.
En una de las surreales escenas se ve a Sara en cuclillas orinando sobre el marido, un acto curativo en el que ambos acaban abrazados y empapados de orín.
Acto de sicomagia con efecto sanador
Jodorowsky reconoció que la cinta fue un acto de sicomagia que tuvo un efecto sanador no sólo para mí y para mis hijos, sino también para Tocopilla, que en los 80 años que estuve fuera no cambió nada. Para ellos es muy importante que el mundo vea la ciudad que aman, donde todos van a morir de cáncer, y lo saben, porque hay una fábrica que lo ha envenenado todo
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Se ven escenas en las que los protagonistas muestran con desparpajo y plasticidad sus cuerpos desnudos.
El director de El topo (1970), una película surrealista que catapultó a Jodorowsky como figura de culto, que cautivó a John Lennon y es considerada una de las mejores cintas mexicanas, contó que cuando mostró Santa sangre (1989) en Roma, Federico Fellini quería conocerlo y lo invitó al rodaje de la película La voce della Luna. “Yo había visto a Fellini de niño; era un tipo muy alto. Cuando me vió abrió los brazos y me dijo ‘¡Jodorowsky!’, yo le dije: ‘¡Papá!’ Nos abrazamos y comenzó a llover tan fuerte que nos tuvimos que ir, eso fue todo lo que hablé con Fellini”, dijo provocando carcajadas entre los asistentes.
La cinta, que tuvo un costo de cuatro millones de dólares, todas donaciones, está basada en dos libros autobiográficos, La danza de la realidad y El niño del jueves negro, que aborda la devastación económica que tuvo para Chile el desplome de la bolsa de Wall Street en 1929.
Muestra las enormes desiguladades del país andino, la discriminación que sufren los judíos y las torturas y represión de la dictadura encabezada por el político y militar, dos veces presidente, Carlos Ibáñez, encarnado por Bastián Bodenhöfer, que alude a la era Pinochet.
El cineasta muestra la redención de su padre abusivo, que en su viaje para asesinar al tirano, no se siente ni chileno ni extranjero, sino que se convierte en un alma vagabunda como el mismo Jodorowsky.
Proyectos en ciernes
El escritor, guionista de cómics, cineasta y dramaturgo, que vivió en México unos 15 años y es de nacionalidad chilena y francesa, dijo que tiene tres proyectos en ciernes. Uno muy caro, otro de costo medio y uno barato
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Dependiendo del financiamiento que encuentre filmará en Francia, en México o en Chile.
El cineasta respondió a quien vio en su cinta una poesía brutal, diciendo que para él la poesía es el excremento luminoso de un sapo que se tragó a una luciérnaga
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Alejandro Jodorowsky, llegó de París acompañado de su esposa, la pintora Pascale Montandon, que eligió los colores del vestuario. Al salir, acompañado de un tumulto, Jodorowsky resumió lo que significó México para su desarrollo creativo.
México me hizo, porque ahí fue donde luché tanto. Ahí comencé a hacer cine, a hacer teatro, hice muchas fábulas. Fue una lucha feroz, pero fue formidable, fue el mejor momento de mi vida
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Se espera que la cinta llegue a los cines comerciales en México en marzo.