En el primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto el saldo educativo es de desastre y deterioro. Investigadores y maestros señalaron que pese a la aprobación de la reforma para el sector, su aplicación aún tiene muchos problemas.

Afirmaron que las modificaciones al artículo tercero y 73 constitucionales sólo dejaron satisfecho a un pequeño grupo de empresarios que se ha dedicado a desprestigiar la enseñanza pública, y cierra un círculo de transformaciones que han abonado a una verdadera debacle educativa.

Señalan que a pesar de que ese fue el primer sector que el nuevo gobierno buscó reformar, hay desconcierto, porque las modificaciones se hicieron sobre las rodillas.

Consideran que lo anterior dejó en evidencia a un Congreso que no dio trato digno a la profesión docente. Por ello, alertaron sobre los riesgos de continuar con un sistema educativo mediocre, corrupto y deficiente.

Señalaron que en este primer año de gobierno tampoco se puso un alto a la corrupción sindical, pues a pesar de la detención de Elba Esther Gordillo, ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en febrero pasado, no se concretó un cambio de fondo, pues si así hubiera sido, otros líderes, aún activos, habrían caído con ella.

Advirtieron que el mensaje que envía Peña Nieto es: puedes ser corrupto, si estás de mi lado, lo que es gravísimo.

En entrevistas por separado, Ángel Díaz Barriga, profesor del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó que hay desconcierto ante la reforma educativa.

Se aprobó sin escuchar a los especialistas en el tema, lo que no ocurrió en el caso de las propuestas de reforma fiscal, electoral o energética.

Y el costo ha sido tener legislaciones con enormes contradicciones. Desde el punto de vista jurídico, la Ley del Servicio Profesional Docente está en contra de la Federal del Trabajo.

Además, dijo, tenemos un nuevo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación con competencias de una pequeña secretaría de Estado.

Por su parte, César Navarro, investigador del Instituto Mora y coautor de obras como La mala educación en tiempos de la derecha, consideró que ha sido un año de desastre para la vida educativa.

Su máximo logro, señaló, es una reforma impuesta de forma unilateral y con alcances muy limitados ante la resistencia de miles de maestros a acatarla.

Consideró que es una de las peores modificaciones educativas de las décadas recientes, y advirtió que de no revertir sus efectos nocivos, habrá resultados mucho más desfavorables en el aprendizaje de los alumnos.

Al respecto, Francisco Bravo, dirigente del magisterio en el Distrito Federal, afirmó que se mantiene una política de continuidad con administraciones pasadas, en las que se construyó una alianza con los poderes empresariales que ha generado un desastre educativo.

Apuntó que los nuevos programas aplicados por el gobierno peñista en las escuelas, como la normalidad mínima, los consejos técnicos escolares y la evaluación estandarizada tienen el mismo objetivo: fortalecer el control sobre los maestros y abonar al deterioro de la escuela pública.

No existe un proyecto educativo de Estado ni una propuesta pedagógica que responda a las necesidades de las comunidades, por lo que la reforma sexenal en el sector está condenada al fracaso, advirtió.