Hoy presenta un disco con toda su obra vocal para cámara
Domingo 1º de diciembre de 2013, p. 6
La voz es el instrumento musical perfecto, afirma Federico Ibarra Groth (ciudad de México, 1946), quien a partir de esa convicción se ha consolidado como uno de los compositores mexicanos que más han escrito dentro de esa vertiente.
“No hay la menor duda de la enorme capacidad expresiva de este instrumento, y es expresivo no sólo per se, sino por su poder de comunicarnos y de decir palabras, cosa que los otros instrumentos no hacen. Eso la convierte de antemano en algo único y especial”, explica.
Disfruto mucho de la voz por lo musical y lo que dice, pero también por el simple hecho de su sonido. Algunas veces me ha interesado explorar otras de sus posibilidades como instrumento, pero, por otro lado, siempre respeto el poema que me gusta para poder musicalizar.
El maestro hace tales precisiones en entrevista a propósito de la aparición del disco compacto que contiene toda su producción vocal dentro del formato camerístico, un total de 10 obras escritas a lo largo de poco más de 45 años.
Intitulado Federico Ibarra: obra vocal (1965-2011), el álbum editado por la disquera Tempus y pagado por el autor con sus recursos será presentado hoy con un concierto en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), a las 18 horas.
En la sesión musical actuarán el tenor Leonardo Villeda, el barítono Enrique Ángeles, la mezzosoprano Grace Echauri y los pianistas María Teresa Frenk y Mario Alberto Hernández, algunos de los músicos que participaron en la grabación.
Los comentarios, en tanto, estarán a cargo del crítico musical Juan Arturo Brennan, los directores escénicos Luis Miguel Lombana y Raúl Falcó, así como Thusnelda Nieto y Julián Robles.
Pellicer, Villaurrutia, Paz...
La mayoría de las piezas de dicho material están inspiradas en poemas de autores mexicanos, como Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Homero Aridjis, Eduardo Lizalde, José Ramón Enríquez y Salvador Novo. De poetas extranjeros sólo aparecen unas obras derivadas de textos de Federico García Lorca, Paul Verlaine y una poesía anónima del siglo XV.
La de la poesía y la música es una relación muy antigua, incluso en alguna época se les tomaba como una única expresión, pues ambas cuentan con respiración, ritmo, silencio y entonaciones, señala Federico Ibarra.
A su decir, una de las primeras y principales dificultades de musicalizar poesía consiste en elegir el poema adecuado, porque, aclara, no todos los textos son susceptibles de ser sometidos a ese proceso.
Por ejemplo, me he encontrado con el caso de Sor Juana, cuya poesía está completa y ya no necesita nada más, es perfecta. No digo que los poemas que utilizo no lo sean, ni que no contengan lo mismo, pero sí hay una especie de resquicio para hacer un comentario musical
, destaca.
Varias son las opciones que tiene Federico Ibarra cuando musicaliza un poema: “Muchas veces es un simple comentario que doy través de la música; otras, una posible interpretación o lectura de la poesía en cuestión, y algunas ocasiones me sirvo de los sonidos únicamente para articular un discurso.
“En especial, en el disco hay una obra que por sí misma, como está escrita, Suite del insomnio, de Villaurrutia, que parece haikus, me permite jugar incluso con el mismo texto, si es que se vale la idea de hacer con la poesía un juego.”
La de Xavier Villaurrutia es una poesía que ha tenido una presencia constante en la carrera del compositor, quien en fechas recientes terminó la grabación de dos de sus óperas, Alicia y Antonieta, cuyos discos estima aparecerán en breve tiempo.
Encuentro en su poesía (la de Villaurrutia) una de las cosas más finas y cinceladas. Es para mí un poeta muy querido, por sus metáforas, por todo lo que visualiza en el poema, las imágenes que presenta; en fin, todo me parece excelente dentro de él y no he encontrado poema suyo que no sea de mi agrado
, señala.