La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) advierte que en el mundo hay 250 millones de niños en edad de cursar la primaria que son incapaces de leer, escribir o contar suficientemente bien como para alcanzar niveles mínimos de aprendizaje.

Esto, pese a que un sector de esta población ha pasado hasta cuatro años en un aula. En su informe Hacia un aprendizaje universal, recomendaciones de la Comisión Especial sobre Métricas de los Aprendizajes, indica que otros 120 millones de menores abandonan la escuela antes de su cuarto curso, o incluso, no asisten.

Al presentar un balance sobre los niveles de aprendizaje que se desarrollan en gran parte de los sistema educativos del mundo, añade que la crisis puede ser aún peor.

Al menos 200 millones de adolescentes, incluyendo a quienes terminaron estudios de secundaria, no adquirieron las habilidades para desarrollarse en la vida y el trabajo.

Señala que la educación es un derecho humano fundamental, pero son los niveles de aprendizaje, y no los años pasados en la escuela, los que producen rendimientos en temas sociales y económicos, como empleo, productividad y crecimiento.

Y destaca que con demasiada frecuencia los niños dejan la escuela sin adquirir el conocimiento básico y las habilidades que necesitan para llevar una vida productiva y saludable.

Por ello, el organismo multinacional propone siete acciones. Una de ellas es impulsar un cambio de paradigma global sobre el acceso universal a la educación, para poner el acento en la adquisición de más y mejores saberes.

También demanda favorecer el desarrollo de al menos siete dominios del aprendizaje para todos los niños y adolescentes.

Incluye alfabetización y comunicación, lectura y cognición, conocimientos básicos de matemáticas, saberes de ciencia y tecnología, bienestar físico, social y emocional, así como impulsar el conocimiento de la cultura propia y las artes.

La Unesco propone establecer un pequeño grupo de indicadores de aprendizaje a escala global, y canalizar recursos y esfuerzos para su seguimiento. Además de fortalecer los sistemas de evaluación en todas las naciones.