Frente al clima de violencia e inseguridad que prevalece en el país, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha decidido sólo tratar de mejorar la imagen que tiene el público sobre el tema, de la misma forma en que su estrategia de protección a las garantías individuales está basada únicamente en declaraciones de buena voluntad, no en hechos reales, señaló José Luis Soberanes, ex titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Entrevistado al término de su participación en un foro sobre la pena de muerte, el ex ombudsman nacional consideró que en la administración actual más bien se ha manejado el aspecto de la imagen pública. Las cifras ahí están: han aumentado los secuestros y las extorsiones, que son delitos que lastiman mucho a la sociedad.

Asimismo, estimó que en el ámbito de la promoción y el respeto a los derechos humanos no hemos pasado todavía de las declaraciones y los buenos propósitos.

–¿Cómo ve el asunto de las autodefensas?

–¡Es un tema complicadísimo! Precisamente surgen ante la carencia del Estado. Cuando no cumple con su función de dar seguridad a la población, entonces vienen las autodefensas.

Sobre la polémica reciente entre la CNDH y la UNAM, surgida a raíz del acoso sexual padecido por una alumna de bachillerato, el investigador y académico consideró que la máxima casa de estudios exageró en su respuesta a los señalamientos de la recomendación 45/2013.

“El hecho de que saliera el rector (José Narro) y que de manera tan apasionada defendiera a su abogado general es una muestra de que sobrerreaccionó. Debió decir: ‘muy bien, se acepta (la recomendación). Vamos a luchar todos por acabar con esta situación’, y no entrar a un ring en el que finalmente las que pierden son las instituciones, no las personas”, deploró.

Durante su intervención en el foro, realizado la noche del jueves en el Instituto Italiano de Cultura, Soberanes consideró que la impunidad de más de 98 por ciento en el país lleva a mucha gente a apoyar medidas crueles, inhumanas e inútiles, como la pena de muerte, sin considerar que esta herramienta no va a terminar con la delincuencia, como prueba el ejemplo de Estados Unidos.