Los festejos por el bicentenario de la terminación de la Catedral Metropolitana fueron clausurados la noche del jueves con un concierto de la Orquesta Sinfónica Mexiquense (OSM) y el Coro de la Orquesta Sinfónica del Estado de México (Osem).

Antes de comenzar la velada, el cardenal Norberto Rivera, arzobispado primado de México, hizo un llamado a las autoridades que deben ser sensibles a la conservación de este magnífico edificio, sin escatimar recursos para su mantenimiento y lucimiento pues, amén de su valor histórico y arquitectónico, es, junto con el Palacio Nacional y la Plaza de la Constitución, un ícono nacional que nos enorgullece y nos dignifica.

Norberto Rivera recordó que la Catedral no es un patrimonio exclusivo de los católicos. Es una edificación que después de la expropiación de los bienes de la Iglesia pertenece a todos los mexicanos, pues es una propiedad federal en la que el Estado debe asumir su responsabilidad de garantizar su seguridad, cuidar su patrimonio y procurar su conservación.

Agregó que fue en medio de una época convulsionada por la guerra de Independencia, en junio de 1813, cuando el gran arquitecto valenciano Manuel Tolsá terminó con los trabajos de construcción de esta Catedral Metropolitana.

La OSM, bajo la batuta de Rodrigo Macías González, procedió a tocar un programa de música sacra. El Ave María, de Franz Schubert, y el de Johann Sebastian Bach, fueron interpretados por el tenor Fernando de la Mora.

El platillo musical fuerte de la noche fue Gran misa en do menor K. 427, de Wolfgang Amadeus Mozart, para coros, solistas, orquesta y órgano. De allí que contó con la participación de las sopranos Alejandra García Sandoval y Sara Estrada, el barítono Édgar Gil, y el Coro de la OSEM conformado por más de 80 cantantes profesionales, como Karima Alexandra Hurtado.

Al final del concierto, a modo de encore, De la Mora interpretó Panis angelicus, de César Franck, mientras en el exterior resonaban las campanas.