Club sándwich
lub sándwich es, de nueva cuenta, una hilarante incursión en el mundo de la adolescencia. Todo en el tono minimalista y los bien calculados ritmos narrativos de Fernando Eimbcke, el siempre joven realizador de Lake Tahoe y Temporada de patos. El guión es ahora enteramente suyo, y tan certero en su combinación de comedia y drama intimista como en esas historias anteriores escritas en colaboración con Paula Markovitch.
La premisa es sencilla: Paloma (Renée María Prudencio), madre soltera de 35 años, pasa en compañía de su hijo Héctor de 15 años (Lucio Giménez Cacho) unas vacaciones en tarifa de temporada baja en un hotel casi desierto a orillas de una playa. La comunicación entre ellos es equilibrada, impecable (cómplice fraternidad virtual que genera singulares gratificaciones afectivas), hasta que la aparición de Jazmín (Danae Reynaud), una huésped de 16 años, interrumpe el idilio edípico, cautivando el interés de Héctor, atizando su sexualidad incipiente y provocando en Paloma primero un malestar incierto y luego la decisión de defender a toda costa el territorio amenazado.
Nadie como Eimbcke para cautivar a su vez a los espectadores con juegos y ocurrencias adolescentes en las que él, como Paloma, participa con disposición y naturalidad insólitas.
De los cineastas mexicanos es él quien mejor oído tiene para un lenguaje adolescente de clase media y para registrar sus crisis de crecimiento, sus dudas, sus manías y obsesiones. Esta vez, sin embargo, ha elegido dar un novedoso giro narrativo y centrar su atención ya no tanto en las inquietudes juveniles, sino en la crisis de madurez de Paloma, la madre, y sus dificultades para emprender el vuelo hacia horizontes distintos. A tiempo amar y desatarse a tiempo
, diría el poeta Renato Leduc con esa sabia virtud suya de conocer el tiempo.
Del propio Eimbcke se espera también, y con enorme confianza, un paso nuevo en su exploración temática y una variación mayor de sus notables recursos estilísticos.
Mientras tanto, ese talento suyo para capturar y plasmar los malestares afectivos en tiempos y espacios aparentemente vacíos, y volcar la melancolía de los años mozos en alborozo y pasmo ante la novedad del mundo, sigue insuperado en el cine mexicano.
Se exhibe en la Cineteca Nacional, sala 1, a las 12 16:30 21 horas.