El sistema, en fase experimental, fue desarrollado en la Universidad Georgia Tech
Es realmente poderoso, porque es muy instintivo, señala uno de los pacientes que prueban el equipo
Utiliza un sensor, que se coloca en la cabeza, transmite la información de manera inalámbrica
Viernes 29 de noviembre de 2013, p. 2
Washington, 28 de noviembre.
Un aparato experimental permite que personas paralizadas del cuello para abajo controlen sillas de ruedas usando la lengua.
La clave es un sistema inalámbrico: Los usuarios se someten a una perforación en la lengua para instalar una barra magnética que actúa como un joystick (palanca de mando), lo que les permite más movilidad e independencia.
Investigadores reportaron que 11 personas paralizadas del cuello para abajo aprendieron a usar el aparato para conducir sus sillas de ruedas por una pista de obstáculos llena de curvas, y también para operar una computadora.
Es realmente poderoso, porque es muy intuitivo
, dijo Jason DiSanto, de 39 años, uno de los primeros pacientes con lesiones en la médula espinal en probar el sistema. La primera vez que lo usé, la gente pensó que lo había estado haciendo por años
.
El equipo de investigadores en Atlanta y Chicago puso a prueba el sistema, llamado Tongue Drive System, a la par de la tecnología más probada y extendida, aquella en la que usuarios operan la silla de ruedas soplando en una pajita.
Usando la lengua, los pacientes controlan las sillas de ruedas más rápidamente y con la misma precisión, y en promedio fueron tres veces mejores en pruebas similares a juegos de video, dijo Maysam Ghovanloo, director del laboratorio de biónica de la Universidad Georgia Tech.
Gran necesidad de tecnología
Los resultados del estudio, publicado en la revista Science Translational Medicine, son el paso que permitió el uso del aparato solamente en el laboratorio. Antes de poner el sistema a la venta se requerirán estudios más amplios en condiciones reales. Y la perforación en la lengua podría ser algo que algunos pacientes no acepten.
Sin embargo, el trabajo ha atraído la atención de especialistas que dicen que existe gran necesidad de más tecnologías de asistencia para las personas severamente discapacitadas.
Para personas que tienen una capacidad limitada para controlar sillas de ruedas, no hay muchas opciones
, dijo el doctor Brad Dicianno, especialista de rehabilitación en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, que no participó en el estudio. Este control con lengua es muy prometedor
.
El sistema funciona así: un sensor con forma de auriculares, que se coloca en la cabeza, detecta la posición de la lengua cuando el usuario mueve la barra magnética. Por ejemplo, se toca un punto en los dientes inferiores derechos para girar a la derecha. El sensor en la cabeza transmite inalámbricamente la información a un teléfono celular que lleva el usuario. Un programa en el teléfono entonces envía el comando a la silla de ruedas o la computadora.
¿Por qué la lengua? Es discreto, fácil de usar y flexible
, dijo Ghovanloo, ingeniero biomédico que creó el sistema y la compañía que trabaja con Georgia Tech para comercializarlo.
La mayoría de las personas con lesiones de la médula espinal –o enfermedades neurológicas que paralizan– pueden mover la lengua. Eso no requiere una concentración especial. La lengua es incansable. Y el área que la corteza motora del cerebro dedica a la lengua y la boca es tan significativa como la de los dedos y manos, ofreciendo complejidad de movimientos, dijo Ghovanloo, que encabezó un equipo formado por estudiosos del Shepherd Center para lesiones de la médula, el Instituto de Rehabilitación de Chicago y la Universidad Northwestern.
DiSanto, ingeniero eléctrico que quedó paralizado en un accidente en 2009, dijo que el sistema es menos molesto que la pajilla que él usa normalmente. Lo que es más importante, dice, la lengua le da más control, permitiéndole, por ejemplo, desplazarse diagonalmente.
Ghovanloo planea añadir funciones a la aplicación en el celular para permitir a los usuarios encender el televisor o las luces con la lengua. Ha hecho además el sistema más discreto, colocando los sensores en frenillos para los dientes, en lugar de en la cabeza.