A menos de tres semanas de que concluya el periodo ordinario de sesiones en el Senado, PRI y PAN están enfrascados en la negociación de la reforma política, con la intención de tener listos el dictamen la próxima semana, aunque no hay aún visos de un acuerdo, porque los priístas se oponen a instaurar la segunda vuelta en la elección presidencial y de gobernadores, y que se anule una elección en caso de rebase de topes de campaña.

Alejandro Encinas (PRD) dijo que hay “diferencias sustantivas entre blanquiazules y tricolores”, ya que, aunque estos últimos quieren a toda costa sacar la reforma política, para que el PAN les apruebe la energética, tienen temas irreductibles y diferencias de fondo en la creación del Instituto Nacional de Elecciones (INE).

El coordinador del PAN, Jorge Luis Preciado, anunció que su bancada tendrá una encerrona el lunes sobre el tema, para ver qué avances tenemos y resolver en qué puntos podemos ir y en cuáles no.

Encinas detalló que en la negociación de esa reforma aún hay muchos huecos y discrepancias en el régimen de coaliciones y candidaturas comunes. Reveló que senadores panistas que participan en la negociación le comentaron que si no entra la segunda vuelta electoral y se establece que rebasar los topes de campaña es causal para nulificar una elección, no van con la reforma política.

El perredista advirtió que deben dictaminarse no sólo las tres iniciativas recientes, sino la totalidad de proyectos que hay en el Senado, que suman 34. Tenemos que dictaminarlas en conjunto, entre ellas la del cambio de régimen del Distrito Federal, para que se convierta en la Ciudad de México, con derecho a su propia Constitución.

Entre esas 34 iniciativas de reforma política se encuentra también la que presentó el propio Encinas y Manuel Camacho, a nombre de grupos ciudadanos. Se trata del proyecto elaborado por la Unidad Patriótica por el Rescate de la Nación, que propone fortalecer las figuras de democracia participativa.

El senador Camacho Solís resaltó que México ocupa el penúltimo lugar en América Latina, de satisfacción con su democracia y se debe a que el sistema político mexicano no representa suficientemente a la sociedad.

La gente no se siente suficientemente representada por sus representantes populares y mientras eso siga así, habrá más manifestaciones en las calles, más inconformidad, más enojo, y las elecciones serán cuestionadas.

Por ello, insistió, se requiere que la reforma política vaya más a fondo y contemple más democracia y ésta sea participativa e incluyente.

La iniciativa propone la introducción de las figuras de democracia directa, como la consulta popular, el referendo, el plebiscito y la revocación de mandato; y figuras de democracia participativa como la conformación del Consejo Económico y Social, el cual agrupará a los diversos sectores sociales para un diálogo directo con el gobierno.

Asimismo, contempla la democracia sindical y la conquista de derechos plenos por los habitantes del DF, mediante la expedición de la Constitución Política de la Ciudad de México.