a coyuntura actual está marcada por un término: desconfianza total
Las instituciones públicas muestran su creciente disfuncionalidad para atender los retos del momento. Las instancias de intermediación –partidos, asociaciones empresariales y sindicatos– están quebradas internamente y sólo tenuemente expresan a sus supuestos representados. La sociedad civil se parece cada vez más a la hobbesiana guerra de todos contra todos.
Dos series de encuestas ilustran nuestro pesimismo. Una, los resultados del Latinobarómetro 2013. Dos, las percepciones y actitudes de los ciudadanos frente a los impuestos comparando dos encuestas: una levantada en noviembre de 1999 y publicada en Nexos (Casar y Buendía, El mexicano ante los impuestos
, enero de 2001) y la segunda levantada por Buendía y Laredo, B&L, por encargo SAT/SHCP (julio de 2012).
Sobre la encuesta de Latinobarómetro tres cuestiones han resaltado varios analistas. El 45 por ciento de los mexicanos respondieron que la democracia puede funcionar sin partidos (se trata del porcentaje más alto de la región), y 38 por ciento de los mexicanos respondieron que también la democracia puede funcionar sin Congreso (11 puntos por encima de la media de los 18 países).
Sólo el 37 por ciento considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno
, con otro 37 por ciento que considera que a la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático
.
En México sólo el 21 por ciento de los encuestados dijo estarlo [satisfecho con la democracia], le ganamos, eso sí, a Honduras (18), último lugar. (José Woldenberg, Reforma, 7-11-2013)
En las encuestas sobre actitudes ante los impuestos María Amparo Casar en la revista Nexos de este mes constata que “los resultados son en la mayoría de los casos sorprendentemente similares después de más de 13 años: la actitud del mexicano ante los impuestos es la misma y sigue respondiendo a los mismos factores. La mayoría de las personas siguen mostrando altos niveles de ignorancia respecto de los productos gravados ..siguen percibiendo al régimen fiscal como injusto la proporción de personas que afirman que el actual sistema de impuestos beneficia a los ricos y es injusto para los que menos tienen
sigue siendo muy alta (64 por ciento), aunque en los dos últimos sexenios esta percepción se redujo en 8 por ciento”.
Si el pago de impuestos constituye la base del contrato de los ciudadanos con el Estado y la democracia el mejor sistema de gobierno para hacer efectivo ese contrato; es claro que la situación en México es grave. Alguien dirá: no necesitamos de encuestas para constatar lo que vivimos día a día en términos de inseguridad, enfrentamientos (verbales o no), corrupción e ineficiencia.
Pero las elites políticas sí necesitan urgentemente convencerse que estamos muy, muy mal. Que el Estado está desmantelado, las elites mismas divididas y la sociedad a la deriva. Que el precipicio se asoma cada vez más nítidamente. Las fórmulas que pudieron funcionar en otros momentos están totalmente desfasadas.
Más aún: la reconstrucción del Estado, del tejido social y del pacto nacional requieren una transformación profunda de la política. Sólo desde ahí y desde el convencimiento de las elites de la necesidad de este cambio, podremos lograr los otros propósitos.
Los espectáculos que están escenificando los tres partidos principales en sus reuniones y en el congreso nacional, los abusos de poder, la persistencia del estancamiento económico y las respuestas espontáneas de grupos de la sociedad a los vacíos de poder; son llamadas de atención severas.
Por ello es la hora de las rectificaciones alrededor de tres temas: qué implica la reforma de la política para las elites y para los grupos organizados de la sociedad; qué cambios sociales, demográficos y económicos obligan a esa transformación de la política, y que coalición es capaz de impulsarla.
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