El tamaño de los pictogramas en las cajetillas de cigarros es insuficiente para lograr la finalidad: desalentar el consumo. Por su ubicación (tapa de empaques) fácilmente se puede evitar que el mensaje llegue a las personas. Por eso, la Oficina para el Control del Tabaco de la Secretaría de Salud (Ssa) apoya la modificación a la ley que se analiza en el Congreso, a fin de que las imágenes ocupen 70 por ciento de la cara frontal de las cajetillas, anunció Marlen Espinosa, titular del organismo.

Dijo que ya está en revisión el nuevo paquete de pictogramas que empezarán a circular en abril y para la siguiente ronda –a partir de septiembre de 2014– se incluirán imágenes dirigidas a los adolescentes con temas de impacto inmediato para ese sector de la población. Algo parecido a la campaña de comunicación que se transmite en medios electrónicos, donde los mensajes plantean que el mal olor que deja el cigarro al fumador, por ejemplo, es motivo de aislamiento social.

La funcionaria asistió ayer a la presentación de resultados de estudios realizados en Uruguay, Brasil y México, sobre el impacto de los impuestos en la disminución del tabaquismo.

Silvia Ruiz Velasco Acosta, investigadora del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas, de la Universidad Nacional Autónoma de México, presentó los datos de México, según los cuales ante un aumento de 10 por ciento en el precio de los cigarros, el consumo se reduce 5.7 por ciento, aunque dicha disminución es diferente de acuerdo con el nivel de ingreso de las personas.

Por eso, aunque está demostrada la eficacia de la medida fiscal, es fundamental que se acompañe de otras estrategias de prevención y promoción de la salud, señaló la investigadora.

Alejandro Ramos, consultor de la Organización Mundial de la Salud y de la Fundación Interamericana del Corazón, comentó que se requieren acciones de prevención focalizadas a sectores específicos como los niños y las mujeres.

Esto requiere de inversiones importantes para obtener resultados, así como consistencia de las campañas que deben mantenerse, al menos, durante tres o cuatro años y siempre acompañarse de aumento en los impuestos.