Describen compañeros y amigos el alcance histórico del trabajo político del activista
Raúl ha dedicado su vida a defender las mejores causas del pueblo mexicano
: Manuel Peimbert
Domingo 17 de noviembre de 2013, p. 7
La lucha de Raúl Álvarez Garín no sólo se ha circunscrito al movimiento estudiantil de 1968, sino también a otras causas históricas de la izquierda mexicana de todas las épocas, desde la solidaridad con la Revolución Cubana hasta las movilizaciones de los maestros, médicos y ferrocarrileros en las décadas de 1950 y 60, pasando incluso por el movimiento #YoSoy132.
Así lo afirmaron los compañeros y amigos del dirigente, quienes pusieron de relieve su congruencia y tenacidad, durante el encuentro titulado Raúl Álvarez Garín: de la reflexión a la acción, que se realizó ayer en Casa Lamm, como parte de los foros México después del 2 de julio y el mundo actual
, organizados también por La Jornada.
Manuel Peimbert Sierra, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó la época en que conoció a Álvarez Garín, cuando ambos eran estudiantes de la Facultad de Ciencias de la máxima casa de estudios en 1960, y se enfrascaban en debates apasionados sobre la importancia de la participación de los jóvenes en la vida social y política del país.
Ya iniciado el movimiento estudiantil-popular de 1968, indicó, la participación del dirigente en la tarea de acercar a los estudiantes de la UNAM con los del Instituto Politécnico Nacional y otros centros universitarios, fue vital para dar fuerza a las propuestas de los jóvenes.
Raúl ha sido un luchador social que ha dedicado su vida a defender las mejores causas del pueblo mexicano
, entre las que figuran la liberación de todos los presos por motivos políticos, la concientización de la clase trabajadora y la solidaridad con referentes internacionales de lucha, como la Revolución Cubana, celebró Peimbert.
Por su parte, la académica e investigadora Annie Pardo, profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, rememoró los vínculos de amistad y militancia política que la unen con Raúl Álvarez Garín, entre ellos los años aciagos
en que llevaban comida a los presos políticos de Lecumberri.
De igual forma, destacó los viajes que hicieron juntos por algunas áreas naturales de Estados Unidos, su interés y apoyo a los movimientos magisterial y ferrocarrilero de finales de la década de 1950 y la defensa de la revolución socialista en Cuba.
Las hermanas Carmen y Magdalena Galindo, periodistas y profesoras universitarias, resaltaron la vitalidad y curiosidad de Álvarez Garín por conocer todas las manifestaciones que ponían en entredicho al poder, su participación en obras que analizaron la trascendencia del movimiento de 1968 y su cercanía con personajes de la talla de Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska.
Magdalena Gómez, especialista en temas de derecho indígena, subrayó las contribuciones del dirigente social para exigir que los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado mexicano
en 1968 y 1971 no queden en la impunidad.
Tras manifestar su deseo de que Álvarez Garín venza en la lucha por recuperar su salud, Gómez valoró el trabajo de su amigo entrañable
para sistematizar las pruebas documentales que permitan conocer la verdad histórica de las masacres de Tlatelolco y el jueves de Corpus.