Domingo 17 de noviembre de 2013, p. 22
Roma, 16 de noviembre.
El partido de centroderecha del polémico magnate italiano y ex primer ministro Silvio Berlusconi sufrió una importante fractura este sábado con la salida de los renovadores
y de su líder, el ministro del Interior Angelino Alfano, quien anunció que fundará la asociación política Nueva Centroderecha. Tras conocer la noticia, Berlusconi afirmó que ya no apoya al primer ministro, Enrico Letta y que no cuenta con las fuerzas políticas necesarias para derribar al gobierno.
Alfano dijo que decidió separarse del centroderechista partido Pueblo de la Libertad (PdL), de Berlusconi, debido a que tenía la sensación
de que el sector más radical del conglomerado estaba presionando por elecciones anticipadas.
Ante periodistas, Alfano comentó que la decisión fue amarga y dolorosa
, pero expresó que era la única forma de garantizar la estabilidad de la coalición de gobierno.
Añadió que los cinco ministros del Nuevo Centroderecha permanecerían en el gobierno después de la división en el PdL y que la estabilidad de la coalición gubernamental no está en riesgo, pues es irresponsable
desestabilizar a la cúpula en momentos en que la población italiana sufre por la recesión y los altos niveles de desempleo juvenil.
Revive Forza Italia
Agregó que su grupo de centroderecha tenía el respaldo de 30 senadores y 27 diputados de la cámara baja, lo cual es más que suficiente para garantizar una mayoría para el gobierno.
Este sábado, en una reunión del consejo nacional del PdL, Berlusconi expresó su dolor
por la decisión de Alfano y los renovadores
de no participar en lo que se consideró una fiesta de relanzamiento de su partido bajo su antiguo nombre, Forza Italia, designación con la que ganó por primera vez las legislativas en 1994.
El PdL se encuentra en crisis desde el 3 de octubre, cuando cinco ministros y gran número de parlamentarios del movimiento de Berlusconi se negaron a seguir la consigna de su líder de lograr una votación destinada a destruir a la coalición del gobierno de Letta para impedir una posible expulsión del Senado de Il Cavaliere.
Las divisiones entre el campo de los favorables al gobierno de Letta y los pro Berlusconi siguieron agravándose desde entonces.
Berlusconi trató hasta última hora de convencer a los primeros de que el PdL debía retirar su apoyo al gobierno, a 10 días de que el Senado se pronuncie sobre su exclusión de la cámara por fraude fiscal en el caso Mediaset.