Las reformas aprobadas en esta administración ya empiezan a mostrar algunos signos positivos y alentadores' en la economía mexicana, aseguró el presidente Enrique Peña Nieto ante la cúpula de la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, así como ministros del Trabajo, investigadores y dirigentes sindicales y empresariales.

Para ilustrar lo anterior recurrió a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) según los cuales, en el tercer trimestre de este año el número de personas en la informalidad se redujo aproximadamente en 444 mil respecto del mismo periodo del año pasado. Además hubo un incremento de 475 mil 750 trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en septiembre, respecto del mismo mes de 2012.

Se trata, afirmó, de una evolución sumamente relevante, sobre todo en el actual contexto de desaceleración económica y con una tasa estable de personas ocupadas. Así, dijo, la transición de casi medio millón de mexicanos a la formalidad no se debió a una tasa elevada de crecimiento económico, sino a la reforma laboral y al programa para la formalización del empleo impulsado por el gobierno federal y del cual se prevé un relanzamiento especial con la nueva legislación hacendaria.

Peña Nieto apreció con optimismo el futuro. Avizoramos mayor crecimiento económico y mejores condiciones para que todos los mexicanos cuenten con un trabajo digno, afirmó.

Al clausurar en Los Pinos el primer Foro sobre Políticas Públicas de Empleo y Protección Social detalló el sentido de las iniciativas propuestas en estos casi 12 meses de su gestión: revalorar lo más grande que tenemos como país: nuestro capital humano, con empleos bien remunerados, condiciones de mayor bienestar, incorporación a la formalidad y seguridad social.

La mexicana –aseguró– es una cultura del esfuerzo y donde se valora la posibilidad de aportar al desarrollo social y económico a partir de una actividad productiva. Los mexicanos exigen y merecen tener un trabajo digno, decente y socialmente útil como es su derecho constitucional.

Ahí mismo instruyó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray –presente en el acto– acelerar los mecanismos correspondientes a la incorporación a la formalidad, según los lineamientos de la nueva reforma fiscal.

Antes, sin embargo, había admitido la pérdida de competitividad de la economía mexicana. Y también resaltó otros datos del Inegi: la tasa de desocupación en México es de 5.2 por ciento, lo que nos ubica relativamente en mejor posición que otras economías. De hecho somos el cuarto país con menor desocupación dentro de las naciones de mayor desarrollo económico.

Pero eso resulta todavía insatisfactorio, ponderó Peña, pues en el país hay 2.7 millones de personas sin trabajo y en busca de un empleo, y seis de cada 10 laboran en la informalidad.

En la relatoría de las conclusiones del foro –organizado en coordinación con la UNAM–, el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, puso a la productividad como el principal reto para América Latina; en lo relativo al empleo planteó que los jóvenes provenientes de familias de menores ingresos sufren mayor desempleo y tienen menor educación, lo que de no corregirse se traducirá en una agudización de la desigualdad.

A partir de lo anterior derivó la coincidencia de los participantes de elaborar políticas multidimensionales para integrar la promoción de empleo digno, vinculación escuela-trabajo, el emprendedurismo y la salvaguarda de los derechos de los jóvenes en todos los ámbitos.

Un dato más: el seguro de desempleo existe en 77 naciones, y sólo seis de ellas son de América Latina.