En Zinacantán, Chiapas, encuentro nacional de tradición y nuevas rolas-transformación
Sábado 16 de noviembre de 2013, p. 8
Zinacantán, Chiapas, 15 de noviembre.
Defender la música tradicional sin discriminar lo moderno para que sobrevivan las lenguas indígenas –que se están dejando de hablar, incluso por pena, porque da vergüenza que se sepa que uno es indio
– es el fin de varios grupos que participan en el Encuentro nacional de tradición y nuevas rolas-transformación y fusión sonora, que en su tercer día de actividades ha propiciado la reflexión sobre el sonido de las bandas.
Los talleres y las clínicas de los muchachos con músicos profesionales, como Guillermo Briseño y Hebe Rossel, han aportado ideas para mejorar la música de cada quien. No ha sido fácil, porque duele la crítica al señalar fallas, monotonías, ingenuidades, inexperiencias, errores de formación, etcétera; algunas veces incluso con comentarios cáusticos, pero que los chavos han aceptado de buena manera.
En entrevista, Carlos Alberto Hernández Chávez, baterista de Eleven Towns, grupo integrado hace dos años de varios puntos de Michoacán y avecindados en Morelia, el cual toca jazz y son abajeño purépecha, expresó que ahora suenan a todo porque van incorporando más tradiciones, como las pirecuas y el son jarocho más música balcánica y blues, rock y jazz.
En Michoacán, peligro
“Dos de los integrantes provienen de La Ciénega purépecha, lo cual hace que se refleje la música michoacana. Somos únicos y en este encuentro hemos conocido grupos que mezclan lenguas maternas con ritmos modernos y tradicionales. Haremos más fusión con música de Tierra Caliente. Muchos grupos comienzan haciendo cóvers, lo cual no está mal, pero no deben quedarse ahí, porque eso es limitar la expresión. Hay que buscar la creación propia. La tirada es crear lo propio.
“El pueblo purépecha sigue como en la época prehispánica, en el sentido de que no se deja subyugar. Ellos no se dejaron conquistar por los aztecas y mantienen viva una forma de defenderse, como vemos hoy en Cherán y otras partes. Tratan de mantener su identidad, a pesar de que hay mucha migración, sobre todo a Estados Unidos. Se mantienen unidos para buscar un bien común. Esto me agrada, aunque ya soy un mestizo de ciudad. Los dos purépechas originales de este grupo tienen su identidad y orgullo.
Esto es importante porque hay a quienes les da vergüenza hablar su lengua, porque no quieren ser discriminados. Ser indio, indígena, les pesa y no los deja progresar. Dicen, pero están mal, que cada vez son menos los hablantes de purépecha. El problema es la discriminación.
Son una banda instrumental, básicamente, pero tienen una canción con letra que se llama Día soleado, en la que hablan de la gente que lucha y busca el bien común, “sin achicopalarse de las presiones externas.
La situación de violencia en Michoacán es muy delicada. Fuimos a tocar dos veces a Cherán y sí sentimos la presión. Viajar a la Tierra Caliente es difícil. Afecta a todos, incluidos los músicos.
Este encuentro, añadió, les ayudará a identificar fallas, que corregirán en lo inmediato, afirman. Ya preparan un disco, el primero, que saldrá con menos errores gracias a este encuentro zinacanteco.
Por las calles de Zinacantán transita una camioneta que invita a la comunidad al concierto que hoy se realizará en la explanada del pueblo, donde se ve a indígenas muy pobres vendiendo productos artesanales y flores de la región. La niebla baja todas las tardes de las montañas que rodean la localidad.
Por su parte, Miguel Ángel Morales Cruz y Pedro Estrada Hernández, guitarrista y vocalista de La Sexta Vocal, de Chiapas, dijeron que el encuentro es muy serio porque está en riesgo la supervivencia del zoque.
Son de Coatepec, a tres horas de Tuxtla Gutiérrez, ahí los jóvenes escuchan diversos géneros, como ska, reggae y cumbia, a la par de la música tradicional. Esto viene de los antepasados.
Miguel añadió que llegaron al ska desde muy chavillos. Nos gustó por lo que se expresa en las letras, aparte de los ritmos mezclados. Protestamos por la discriminación hacia los indígenas. Muchos sufren eso y qué mejor que plasmarlo. En abril nos vestimos de blanco, con paliacates
.
Afirmaron sentirse orgullosos de descender de los olmecas.
Fusión de rock y música zapoteca
A su vez, Alaín Ortiz, tecladista de Los Winingola, quienes funden rock y música zapoteca del Istmo oaxaqueño, informó que son siete músicos instrumentistas y dos vocalistas femeninas. “Resaltamos nuestra música con cumbia y son. Hacemos música para niños, con la música istmeña, compuesta por el son, las variantes de la polka y el vals de tres cuartos. Esta música es de banda, de vientos. De allá es la conocida Sandunga, La Llorona, El Teo.
“De ahí tomamos nuestra influencia. Tratamos de que los niños conozcan su costumbre, su cultura, para que tomen conciencia. No queremos confundirlos con juegos y cantos comerciales como hacen Tatiana y otros más; hacemos una lírica para ellos y les hablamos de temas de gente grande, como la muerte, la vida y el divorcio. Tenemos una canción que se llama Trasnacional, que es una crítica a la gente que se globaliza. Les decimos a los niños que consuman productos regionales, que no se confundan con eso de la mercadotecnia. Nuestro nombre no está escrito en zapoteco, pero sí lo escribimos como se oye. Son dos palabras que se traducen como chico grande, niño grande.”
Hoy sábado será el concierto magno en la explanada zinacanteca, donde cada grupo tocará tres de sus creaciones. Conducirá Roco Pachucote.