El pasado lunes, Carlos Fuentes habría cumplido 85 años. La conmemoración de su natalicio fue el pretexto para que decenas de personas ocuparan todos los asientos de la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes la noche de este martes.

El homenaje, un día después de su cumpleaños, coincidió con la celebración por el Día Nacional del Libro.

Ahí estuvieron Silvia Lemus, viuda del escritor; el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Rafael Tovar y de Teresa; la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, y en el escenario, en una mesa moderada por el editor Tomás Granados, los escritores Jorge Volpi, Xavier Velasco y Jorge F. Hernández, quienes hablaron del Fuentes que conocieron o que apenas descubrieron, como Volpi, quien después de echarse un clavado al archivo de Fuentes que se encuentra en Princeton recuperó al escritor niño y adolescente. Al Carlos Fuentes antes de ser Carlos Fuentes.

El primero en tomar la palabra fue Rafael Tovar, quien anunció que el Premio Internacional Carlos Fuentes a la creación literaria, se entregará el 11 de noviembre del próximo año.

Antes de la ceremonia, en breve charla con los medios, el titular del CNCA precisó que es necesario crear una comisión organizadora y definir los criterios para elegir al ganador, que no fueron especificados en el acuerdo que instituyó el galardón en la administración pasada.

Reiteró que en esa gestión no se destinaron recursos para el premio de este año, por lo que se decidió entregarlo cada dos años, después de hablar con Silvia Lemus.

De regreso a su discurso en el homenaje a Fuentes, Tovar y de Teresa habló de las coincidencias entre su fecha de nacimiento y hechos históricos como el que 14 años antes se hubiera firmado el armisticio de la Primera Guerra Mundial.

Pocos entendieron el siglo pasado, sus tranformaciones, el nuevo orden político económico, social y cultural como Carlos Fuentes.

La obra mexicana de Carlos comenzó a hablar de ese México en transformación después de la Revolución, lleva la vida urbana a la máxima expresión y luego se va abriendo a otros temas de la condición humana universal donde yo creo que escribió alguna de las mejores páginas de nuestra lengua, añadió.

Retrato de niño y adolescente

Fue Jorge Volpi, escritor y director del Festival Internacional Cervantino, quien trazó un retrato de Fuentes adolescente, aún sin bigote, pero con una fuerte convicción de su oficio de escritor. Volpi tituló su discurso Un retrato de Fuentes adolescente y para ese breve ensayo utilizó lo que vio y encontró en el archivo del autor de Aura y Terra Nostra que se encuentra en Princeton.

Desde muy chico Fuentes escribía cuentos, poemas, novelas, y todo mientras viajaba de un país a otro acompañando a su padre que era embajador. México, Chile, Argentina, Suiza… países que caminó, vivió e hizo suyos.

Xavier Velasco narró de nueva cuenta el origen de su admiración por Fuentes, desde que el autor de Diablo guardián tenía 14 o 15 años y lo seguía sin esperanzas de hablar con él. Al pasar de los años, gracias a una entrevista con Silvia Lemus, pudo conocerlo y entablar amistad.

“Era muy generoso y me recibía con alguna ironía, algún sarcasmo o algún chascarrillo. Tuve la gran satisfacción de comer y cenar en su casa… En Londres pudimos hablar dos horas y media, tres botellas de vino blanco, una conversación tan maravillosa que casi no recuerdo nada. Me habló de la importancia y la suerte de encontrar una mujer que lo entiende totalmente cuando es escritor. Sentí absoluta envidia de Fuentes”.

Jorge F. Hernández contó varias anécdotas y subrayó, como obligación de todos, que hoy nazca el próximo lector de Fuentes.