El libro Pan de muerto, colección de cuentos donde 22 escritores abordan desde sus muy personales perspectivas el tema de la muerte, fue presentado el pasado sábado en la Hostería La Bota, dirigida por Antonio Calera-Grobet, espacio que celebra su octavo aniversario.

Los presentadores coincidieron en destacar el carácter de mosaico de este volumen coeditado por Mantarraya y Educación y Cultura, que conjunta autores de edades distintas, diversos orígenes y enfoques en torno a la muerte, cuyas festividades se realizaron ese día; además, reconocieron la labor cultural de este espacio abierto.

En la mesa estuvieron Antonio Calera-Grobet, editor del volumen y cabeza del equipo de la Hostería La Bota, la editora Cecilia Moreno y los escritores incluidos en el libro Beatriz Marcos, Bibiana Camacho, Eric Uribares, Mauricio Salvador, Christian Fernández y Fausto Alzati.

La presentación se realizó en medio del bullicio habitual del escenario formado por los elementos más disímiles que adornan las paredes de la hostería, incluida una ofrenda en una de sus orillas, el jolgorio de los parroquianos y el ánimo festivo por el Día de Muertos.

Tercer volumen

Después del acto, Antonio Calera-Grobet señaló a este diario: “Está todo mundo ahí, están premios nacionales, personas que publican seguido... Aparte, es un libro no sólo de la metrópoli, hay gente de varios estados. Calculo que si vas de Yerem Mújica, que tiene 26 años, a Guillermo Fadanelli, tenemos un rango importante de edades, o sea, jóvenes baluartes… con su primer libro, hasta los que yo invité, que son reconocidos: J.M. Servín, Fadanelli, Enrique Blanco”.

Narradores “que están publicando y puedo leer más: Fernanda Melchor, Bibiana Camacho, Servín y Fadanelli son de Almadía… Elma Correa es de la gente que está haciendo literatura en el norte, pero que no son necesariamente narconarradores, jóvenes que están haciendo otra cosa; me interesaba tener a un tipo exótico como Bruciaga, porque también hay que salpimentar los libros; también Elizabeth Flores; hay escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”.

Antonio Calera-Grobet ejemplificó los temas incluidos en esta edición formada con el criterio de autores invitados con un texto inédito: muertes de animales, asistidas, obligadas, voluntarias, que no terminan de suceder y son muertos en vida, hay muertes por histerias, de mujeres, de jóvenes, de viejos.

Pan de muerto “no tiene interés más que el de hacer una mirada cubista a la muerte, es lo que yo quería: que hubiera diferentes cámaras emplazadas en diferentes órdenes que al final dieran una película de la muerte, como una película de cortometrajes…cada quien aporta su perspectiva desde una cámara emplazada, un horizonte distinto al de otro autor”.

Se trata del tercer volumen que el cultur-bar ha editado este año y también el tercero sobre la muerte a cargo de ese espacio. “El primero se llamó Rastro, eran 18 autores; el segundo, Los muertos, que se volvió muy famoso porque María Rivera lo leyó en la primera marcha que hizo Javier Sicilia al Zócalo, un poema que pegó muchísimo”.