Durante años el boxeo femenil careció de credibilidad. Zulina Loba Muñoz, campeona mundial supermosca del CMB, lo sabe perfectamente, pues ella lo vivió desde que empezó su carrera hace más de ocho años, cuando en los gimnasios no se aceptaban mujeres y cuando el público veía las peleas más por morbo que por genuino interés deportivo.

Aunque actualmente han ganado respeto por su trabajo sobre la lona, Zulina admite que la imagen atractiva de algunas peleadoras continúa funcionando como mercancía.

Yo no veo mal explotar la coquetería o la parte sexy de algunas peleadoras, pero siempre y cuando eso sirva para atraer la atención al trabajo que realizamos en el cuadrilátero, dijo Zulina.

No creo que por aparecer en una portada de revista ya nos volvamos en simples objetos, pero insisto, sólo cuando el trabajo que hacemos como boxeadoras esté por delante, agregó.

Muñoz es una de esas peleadoras que explotan su imagen. No finge, se considera sexy y trata de proyectarlo siempre, pero no quiere ser reducida a chica de calendario, pues advierte que su imagen sólo es un elemento adicional para hacerse notar.

Yo nunca sacrificaría mi carrera deportiva por estar haciendo comerciales o por salir en la tele, porque me queda claro que lo mío es el boxeo.

Lo que le gusta de esa imagen que ha proyectado como Loba Muñoz es justamente la contradicción que encarna: una mujer que insiste en ser tomada en serio como peleadora, que al mismo tiempo seduce.

Me gusta jugar con esa idea, ser muy sensual y al mismo tiempo subir a pelear muy salvaje, precisó Zulina, porque para ella el buen boxeo es sexy.

¿Por qué no podemos vernos guapas las boxeadoras?, pregunta, pero sin descuidar que existen peleadoras que se pierden en el glamour que a veces las rodea.

Yo sé muy bien lo que quiero y eso está sobre el cuadrilátero, si buscara tener éxito en otra actividad ya lo habría intentado sin recibir tanto castigo, ironizó sin perder el estilo.