Muestran con claridad que las condiciones del planeta se modifican: Martina García
Muchas personas no tienen conciencia de la gravedad de ese fenómeno, indica la encargada de casi 9 mil especímenes en El Charco del Ingenio
Después de la de la UNAM, el jardín botánico de San Miguel de Allende posee la segunda colección más importante de cactáceas
Martes 11 de junio de 2013, p. 5
San Miguel de Allende, Gto.
Muchas personas no tienen conciencia de la gravedad del cambio climático, es más, a veces ni siquiera aceptan que está sucediendo. Pero las plantas no mienten, y las que habitan en el jardín botánico El Charco del Ingenio, muestran claramente que el clima del planeta ya no es el mismo de hace algunos años.
Así lo explica Martina García, encargada de la curaduría de casi 9 mil especímenes de cactáceas, agaváceas, crasuláceas y nolináceas que viven en el lugar.
El jardín botánico resguarda la segunda colección de suculentas (llamadas así por su gran capacidad de almacenamiento de agua en sus raíces, tallos u hojas) y otras plantas mexicanas de climas áridos más importantes del país, después de la que posee el jardín botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Su integración fue realizada, en gran medida, por el primer curador del sitio, Charles Glass, reconocido cactófilo, quien trabajó ahí hasta su muerte ocurrida en 1998.
La mayor parte de la colección botánica la conforman ejemplares recolectados de diversas regiones del país, los cuales, por ley, pertenecen a la nación.
Nada es transgénico
Con el permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dependencia que reconoce a El Charco del Ingenio como depositario legal de la colección, con la categoría de Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, el jardín puede disponer de las semillas de sus especímenes para propagarlas por medio de métodos tradicionales y así asegurar la conservación genética y variabilidad, pues eso sí, aclara Martina García, aquí no tenemos nada transgénico
.
Respecto de los efectos del cambio climático, que califica como graves, detalla que, por ejemplo, los cactus han variado sus periodos de floración que antes eran de uno o dos días, a meses: “Ahora tienen flores en noviembre o diciembre, cuando antes no era así.
En los recientes cinco años también he observado que ha cambiado la fisiología de muchas plantas, cuyas espinas ahora se forman como vellosidades para protegerse, principalmente, de la radiación, cada vez más fuerte. Dentro de la reserva también se puede ver la sequía intensa, plantas deshidratadas, con su sistema nervioso colapsado
.
Añade que tiene a su cargo 8 mil 600 especímenes, pertenecientes a 245 géneros y alrededor de 700 especies: “Al año se reproducen entre 8 mil y 10 mil plantas que luego debemos trasplantar. Ochenta por ciento queda a disposición del jardín botánico para jardinería, donaciones y para escuelas que lo solicitan, y 20 por ciento para la venta.
“Entre las cactáceas, las más fáciles de reproducir son las biznagas, pero hay varias en las que casi lloramos porque no podemos hacerlas germinar desde hace más de una década. Para ello estamos trabajando con especialistas del Instituto Politécnico Nacional y de Cuba, para llevar a cabo reproducción in vitro.
“Por eso es una gran emoción cuando están llenos los semilleros y pasamos los retoños a charolas de 50 plantas. Mi favorita es la primera que logré reproducir por semilla, un areocarpu retusus, conocido como peyote brujo (un cacto globoso, gris verdoso, llega a los 25 centímetros de alto y 30 de diámetro. Sus flores son color crema, amarillo claro o blancas y ocasionalmente tienen bandas rojas en el medio), es de San Luis Potosí, ¡ya tengo hasta tataranietos!, y se vende bastante. La generación más reciente tiene seis años, están en perfectas condiciones, y los más grandes tienen 14 años, plantados ya en la zona de propagación”.
Inauguran unidad de investigación
En el amplio pabellón llamado Conservatorio de Plantas Mexicanas, además de la colección ya descrita, se muestran al público plantas acuáticas y peces nativos de la región. El agua de los estanques es impulsada por un sistema de bombeo solar directo.
A un lado hay un jardín de agaves, otro de nopales y por los senderos de la cañada otro con plantas rescatadas, con ejemplares que fueron obtenidos en diferentes operativos de salvamento, derivados de construcción de presas hidroeléctricas, autopistas o desarrollos inmobiliarios.
Uno de los lugares más llamativos es una suerte de cunero
, donde están las plantitas germinadas. Hay cactus de apenas un par de centímetros de altura, bebés
de siete años de edad, entre los más jóvenes.
Hace un par de semanas se inauguró en El Charco del Ingenio una unidad de investigación, la cual tiene capacidad para recibir a especialistas interesados en llevar a cabo estudios ya sea botánicos, ecológicos, taxonómicos o etnobotánicos. Incluso cuenta con un dormitorio para recibir a estudiantes que deseen realizar ahí su tesis u otro tipo de investigadores.
El jardín botánico abre todos los días del año, en cuanto sale el sol y hasta que éste se oculta, en un horario determinado por la propia naturaleza.