Presentan proyecto de 14 competencias en todo el país
Martes 14 de mayo de 2013, p. a15
Cada que hacen barullo sobre algún deporte sin demasiados méritos, pero con mucho éxito comercial, Alberto Rodríguez –alias el Andamio, tricampeón mundial de frontenis– siente un malestar profundo. No le duele el ego, sino el desamparo en el que ha estado hundido el frontón desde hace décadas.
La comparación inmediata que hacen es el futbol. El Andamio entonces siente pena cuando recuerda que ha conquistado el título mundial ante potencias como España y Francia. No sólo le cala ese olvido, sino también la pésima reputación que tiene esta actividad, pues sabe que aquí es considerada un deporte de vagos
.
En el frontenis, una rama de la pelota vasca, México es una potencia, con logros importantes todo el tiempo
, dice. Deberíamos convertir este deporte en un ícono en este país, pero está perdido en la sombra
.
El frontón sobrevivió confinado a los barrios populares como Tepito, San Juan Ixtayopan y Xochimilco, donde florecieron pelotaris célebres en países como España y Francia. Sin embargo, explica el Andamio, la procedencia social de los exponentes es distinta porque se practica más en clubes privados.
Pero al final todos pasamos por ese circuito de los clubes al de las unidades deportivas en los barrios, donde uno tiene que cooperar para comprar las pelotas, porque ahí es donde están también los mejores jugadores.
La historia de Paulina Castillo no es muy distinta, pues vivió la misma trayectoria de éxito y opacidad. Ha ganado en cinco ocasiones el campeonato del mundo y ha tenido que sobreponerse a la marginación de su disciplina.
Y todavía peor, porque ser frontenista es difícil, pero ser frontenista mujer lo es aún más
, asegura. Debe dedicar sus energías al trabajo como contadora pública, su familia y trata de entrenar al menos tres días a la semana.
Por esa razón, MX Frontour busca construir una industria alrededor del frontenis y acercarlo a la lógica de otros deportes con éxito comercial. El programa incluye 14 competencias a lo largo del año en las principales ciudades del país, con una bolsa anual de tres millones de pesos, explica la directora del proyecto, Rocío Guillén.
El escollo a vencer es conseguir el aval de la Federación Mexicana de Frontón. Sin ese apoyo el proyecto estaría en riesgo.