La escuadra visitante terminó el juego con nueve hombres
Lunes 8 de abril de 2013, p. 3
Cancún, 7 de abril.
En un espectáculo digno de los dos peores equipo del torneo, San Luis venció 1-0 al Atlante en un duelo romo y sin gracia, aunque en los minutos finales se vivieron momentos estremecedores en los que el veterano Conejo Pérez exhibió unos colmillos impresionantes. Había mucho en juego, pues ambos equipos se peleaban posiciones en la tabla por el no descenso, pero la caída del Querétaro les dejó un margen de comodidad.
San Luis logró escalar posiciones y lo hizo con dos hombres menos por expulsiones, para empatar con Atlas y colocarse por encima de Atlante y Puebla, y se alejó nueve puntos de Gallos cuando faltan 12 unidades por disputarse.
Durante la primera parte parecía que los dos equipos no hacían ningún esfuerzo por acercarse a las áreas de peligro.
En una jugada, Luis Emilio López, de San Luis, peleaba una pelota a José Daniel Guerrero, pero al llegar en la barrida dejó el pie en la espinilla del azulgrana, lo que le costó la tarjeta roja.
Ya en la segunda parte, Atlante se salvó por muy poco de recibir el tanto inaugural a los 51, en un remate de cabeza de Javier Mustafá que Villalpando no pudo atajar y terminó en el travesaño. En respuesta, Atlante tuvo su primera llegada de peligro casi tres minutos después, cuando Larrivey disparó con furia y obligó a Óscar Pérez a volar para sacar la pelota.
Pese a la desventaja de un hombre, hasta ese momento, San Luis abrió el marcador a los 75 minutos con Luis Alfonso Rodríguez, quien corrió desde afuera del área, burló a una complaciente defensa y ante el último guardia, Joe Bizera, que miró pasivo como le desafiaban y se acomodaban para sacar un patadón que se convirtió en el gol del triunfo.
Unos minutos más tarde, el mismo autor del gol tuvo un encontronazo contra un rival, fuerte pero de rutina y que para el árbitro fue digno de expulsión por doble amarilla.
Con dos bajas, San Luis cuidó con rabia su resultado y en la defensa de esa victoria el Conejo Pérez fue un artífice directo.