Camelia la Tejana dio siete balazos a su amante en un callejón oscuro de Los Ángeles, después de entregar la hierba mala. De ella y del dinero nunca más se supo. Así lo narra el corrido.

Sin embargo, Camelia la Tejana regresa a Los Ángeles en forma de ópera con el título: ¡Únicamente la verdad!, con música de Gabriela Ortiz, la cual será estrenada por la Long Beach Opera el 24 de marzo en el Terrace Theater.

“Muchas veces los compositores recurren a la literatura. Nosotros recurrimos al Alarma”, afirma en entrevista la compositora mexicana sobre la primera colaboración que la compañía estadunidense realiza desde su fundación en 1979 con un músico latinoamericano vivo, y que, además, se trata de una mujer.

Uno de los retos más duros para un compositor es escribir una ópera, estimó sobre la obra que realizó al lado de su hermano Rubén, artista plástico, quien estructuró el guión y realizó videos que acompañan la producción multimedia que se estrenó en México en 2010. “La idea inicial fue ir a la revista Alarma, como fuente de la tragedia para trabajarla en un formato operístico. Ponerle música fue difícil, yo decía: ¡esto es una locura!”

Bandidos, amor y engaño

Bandidos, amor, engaño: así se anuncia la producción que une el trabajo de mexicanos y estadunidenses, con dirección escénica de Mario Espinosa, en la cual se explora la historia de Camelia la Tejana, famosa por el corrido Contrabando y traición, de los Tigres del Norte. ¡La recompensa se convierte en un enfrentamiento mortal! Gabriela Ortiz escribió una partitura pulsante que fusiona influencias clásicas y mexicanas, se anuncia en la descripción de la obra.

Long Beach era la compañía perfecta para cobijar este proyecto, expresa Ortiz a tres semanas de que se estrene en Los Ángeles, que además coincidirá con la presentación en esa ciudad del disco grabado por el ensamble Southwest Chamber Music, con música de la compositora mexicana.

Dirigida por el austriaco Andreas Mitisek, quien llevará la batuta de la orquesta en las dos presentaciones en el Terrace Theater, Ortiz explica que la Long Beach Opera no hace producciones de gran formato, “siempre se ha interesado por hacer ópera contemporánea, de compositores vivos o del siglo XX, así como obras barrocas, pero poco conocidas. Dan a conocer óperas que no están en el repertorio de las grandes compañías.

“Apuestan por hacer cosas nuevas, experimentales, y arriesgar. Otra característica es que tienen la misión de hacer montajes en lugares poco comunes: en una fábrica, en una bodega. La ópera Orfeo y Eurídice, de Ricky Ian Gordon, la hicieron en una alberca. Buscan propuestas muy originales”, comenta la alumna de Mario Lavista, quien reveló que en algún momento se pensó montar ¡Únicamente la verdad! sobre unas vías de ferrocarril.

La ópera no es un género estancado, opina Ortiz, pues siempre hay compositores innovando, que hacen cosas interesantes. El problema, desde su punto de vista, es que las compañías no apoyan las nuevas propuestas, como también ocurre en el ámbito de la música sinfónica.

El compositor es un reflejo de lo que sucede, de la sociedad y de tu momento histórico. Por lo menos en mi caso, no pienso como Verdi o Puccini. Me rodeo de cosas que me interesan y nutren mi estética. Entonces, es una manera natural de abordar la ópera y es claro que va a ser distinto el lenguaje, indica.

Mito de la cultura mexicana

En alusión a la historia de Camelia, no hubo libreto en un sentido normal, señala Ortiz, sino que se hizo una recopilación de textos difundidos en los medios de comunicación sobre la construcción de un mito tan conocido en la cultura mexicana y se cuestionó cómo intervienen éstos para construirlo.

Al mismo tiempo, aparecen temas adyacentes, como la migración y el narcotráfico. Ahora el montaje se presenta en una de las ciudades con mayor número de mexicanos. Si en algún lugar son famosos Los Tigres del Norte es en California, y en todo el sur de Estados Unidos, país donde Daniel Catán abrió un nicho para la ópera en español, reconoce Ortiz sobre el compositor fallecido en 2011.

La videópera en seis escenas, que en la versión angelina es protagonizada por la soprano mexicana Enivia Mendoza, comparte el cartel de la temporada con una ópera de Philip Glass, La caída de la Casa Usher, y con El corazón delator/Van Gogh, de Stewart Copeland, baterista y fundador del grupo The Police. Además del montaje de Macbeth, en versión de Ernest Bloch.

Salieron de San Isidro, dice el corrido. Gabriela y Rubén Ortiz también anduvieron en ambos lados de la frontera para recolectar información sobre esa historia y grabar escenas de la vida cotidiana que utilizaron en el montaje que incorpora recursos tecnológicos.

Hace casi 15 años, en los inicios del proyecto, encontraron en un número de Alarma la noticia de Eleazar Pacheco Moreno, quien se había suicidado en las vías del tren en Ciudad Juárez. Lo vieron borracho y peleando con Camelia la Tejana en El Paso, Texas. Al estilo de la nota roja aparecía su cabeza, con una foto de Camelia. Era como una Salomé de la frontera. Ese fue el punto de partida.

Cuando comenzamos el proyecto nunca pensamos en el impacto que el tema tendría, acota. “Por ejemplo, el narcotráfico, no pensé que iba a haber tal violencia como la que se vive estos años. O que el narcocorrido iba a ser todo un género musical.”

Cuenta que un día preguntó a un taxista: “–Oiga, ¿usted cree que Camelia la Tejana existe?” –y me contestó– ¡Claro que sí! Si lo dicen los corridos, es verdad.