El Archivo de Seguridad Nacional difunde escritos desclasificados sobre el dictador chileno
Buscaba emplear la violencia para anular su derrota en el plebiscito de octubre de 1988
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 23
Nueva York, 23 de febrero. El dictador militar chileno Augusto Pinochet intentó un segundo golpe de Estado contemplando el uso de la violencia para anular su derrota en el plebiscito realizado en octubre de 1988, revelan documentos oficiales estadunidenses recién desclasificados y difundidos por el National Security Archive.
Los textos ofrecen nuevos elementos a la historia de la campaña del no en Chile que logró acabar con la dictadura de Pinochet, tema de la película No que este domingo concursa por un Óscar en Hollywood.
Los documentos incluyen advertencias secretas de que Pinochet tenía la intención de emplear la violencia para mantenerse en el poder en caso de que el no triunfara en el plebiscito, la reacción apoplética
del dictador, su último intento por anular los resultados y la mano estadunidense en apoyo del movimiento para acabar con el régimen que llegó al poder por un golpe de Estado apoyado por Washington.
La película No, con el actor mexicano Gael García Bernal y dirigida por Pablo Larraín, está nominada en la categoría de mejor filme extranjero y ha sido alabada por críticos de cine en Estados Unidos. El enfoque de la cinta es casi exclusivamente la estrategia publicitaria empleada por la campaña del no en el plebiscito convocado por Pinochet para legitimizar otros ocho años en el poder.
Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Chile del National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), organización independiente de investigación dedicada a documentar la historia de las políticas exteriores y de seguridad nacional de Estados Unidos, resume el contexto histórico de la campaña del no y las nuevas revelaciones sobre esa coyuntura histórica.
Señala que la película, al abordar los eventos históricos reales, ha sido criticada por no destacar el trabajo político de años que precedió y llevó al triunfo del no. De hecho, Genaro Arriagada, quien dirigió la campaña del no, calificó la película de caricatura
de lo que ocurrió, y dijo al New York Times que es una gran simplificación
que no refleja la realidad del enorme y largo esfuerzo de organización que logró tumbar a una de las dictaduras militares más fuertes del continente americano.
Kornbluh señala que aunque la película asume que el gobierno estadunidense estaba apoyando el sí para mantener a Pinochet en el poder, documentos oficiales revelan que 15 años después de apoyar el golpe de Estado, organizaciones oficiales y cívicas estadunidenses promovían el no. Por ejemplo, el entonces embajador estadunidense Harry Barnes apoyó abiertamente a organizaciones chilenas que estaban participando en promover el no a tal nivel que los medios pro dictadura lo condenaron y Pinochet denunció el imperialismo yanqui
por la intromisión en su contra. Asesores y estrategas electorales estadunidenses también participaron en la campaña del no y organizaciones semi oficiales, como el NDI, otorgaron financiamiento.
Tal vez lo más notable en los documentos de la CIA, el Departamento de Estado y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de Estados Unidos recién difundidos por el National Security Archive son las revelaciones del plan de Pinochet de generar violencia y anular el plebiscito para mantener su poder si perdía, como los esfuerzos del gobierno estadunidense para dar a conocer y detener ese complot.
La CIA informó en mayo de 1988 que entre los militares había gran temor de que un gobierno civil cooperara con el gobierno de Estados Unidos en perseguir el caso del asesinato del ex canciller Orlando Letelier
y también otros abusos de los militares.
Para septiembre, los cables diplomáticos de la embajada reportan que crecían las perspectivas de un triunfo del no. Pero a la misma vez el embajador Barnes empezó a enviar alertas a Washington sobre la posibilidad inminente de un golpe realizado por el gobierno
si Pinochet era derrotado en las urnas. Barnes informó que la CIA y la DIA advertían de la determinación de Pinochet de emplear violencia en la escala que sea necesaria para mantener el poder
.
La DIA informaba que sus fuentes en el comando militar chileno confirmaban planes de contingencia para descarrilar el plebiscito al alentar y realizar actos de violencia. Esperan que tal violencia provoque más represalias por la oposición radical e iniciar un ciclo de violencia y desorden. En ese punto, las elecciones serían suspendidas, declaradas inválidas y postergadas de manera indefinida
.
Kornbluh comenta que funcionarios del gobierno de Ronald Reagan habían llegado a percibir a Pinochet como un dictador indeseable, porque su intransigencia estaba radicalizando a la izquierda militante y marginando al centro político en Chile
, y por eso actuaron rápidamente sobre esta información –comunicando al propio presidente Reagan. Enviaron mensajes oficiales al alto mando chileno, incluyendo a Pinochet, advirtiendo que no tomaran medidas para descarrilar ni anular el plebiscito, e incluso amenazaron que tales medidas dañarían seriamente las relaciones con Estados Unidos
. A la vez, la CIA y oficiales militares estadunidenses emitieron mensajes parecidos a sus contrapartes en Chile.
De hecho, en el mismo día del plebiscito hubo un intento del gobierno de Pinochet de manipular la información sobre los resultados y tratar de incitar a la oposición y provocar desorden. Cuando eso falló, en un último intento desesperado, Pinochet convocó a los integrantes de su junta al palacio de La Moneda a la una de la mañana, donde estaba casi apoplético
por los resultados. Propuso anular los resultados y solicitó que la junta le otorgara poderes extraordinarios. Sus colegas rechazaron esta opción y sin su apoyo no tenía alternativa a la de reconocer su derrota.
Los documentos oficiales se pueden consultar en el sitio del National Security Archive: www.gwu.edu/~nsarchiv/index.html