Permite acercarse a las tragedias humanas cotidianas, expresa Imanol Caneyada
La literatura es una manera de hallar respuestas, sin que sea su fin último
El autor de Tardarás un rato en morir, afirma que no concibe escribir sin mancharme
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 4
Respeto a los escritores que conciben la literatura desde la literatura misma, pero en mi caso, como escritor, no concibo escribir sin mancharme. Como dicen en España, sin mojarme el culo
, dice el narrador y periodista Imanol Caneyada, autor de Tardarás un rato en morir, que se presenta hoy en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Caneyada nació en San Sebastián, en el País Vasco, de donde salió a los 18 años persiguiendo la idea de que para ser escritor se necesitaba viajar. Primero fue a Canadá y después a México, a donde llegó en 1989... Y aquí se quedó. Exactamente en Sonora.
Un escritor de la periferia, como se les llama en el mundo editorial a quienes no radican en la capital del país, que decidió en Tardarás un rato en morir escribir acerca de lo que conoce: una realidad sometida al narcotráfico, aunque éste sólo es un telón de fondo, un pretexto, para hablar del exilio, la corrupción, la soledad, el poder y la migración, en un libro cuyos personajes principales son un detective, un ex gobernador mexicano venido a mucho menos y su secretario-ayudante-amigo.
“Hablar, escribir de la realidad, es parte de ser escritor. Como lector disfruto la literatura escrita desde la literatura misma, respeto a los escritores que construyen arquitecturas que tienen que ver con los metalenguajes y la metaliteratura; pero en mi caso no concibo la literatura sin mancharme, como dicen en España ‘sin mojarme el culo’”, dice en entrevista Caneyada, naturalizado mexicano desde 2004.
“Creo que esto tiene que ver porque de alguna manera ejerzo el periodismo y mucho de lo que alimenta mi literatura es con lo que me encuentro cotidianamente al ejercerlo. Igual y tiene que ver con las circunstancias en las que nací y crecí: el final de franquismo, la exacerbación del nacionalismo en el País Vasco. A mí todavía me toca el marxismo como una posibilidad, independientemente de los fracasos o no, de la teoría aplicada a la práctica, pero esta idea de la utopía, de la posibilidad de ser mejores, sí crecí con eso. Tal vez es muy ingenuo o romántico, pero de alguna manera creo que es válido seguir intentando contar historias que nos sensibilicen respecto de una realidad tan brutal: nos anuncian que son 27 mil los desaparecidos, y se queda en una cifra que no podemos magnificar, o 60 mil o 100 mil los muertos, cuando puedes encontrar setenta y tantos cuerpos en una fosa.
Esos números están tratando de captar esta realidad, pero las estadísticas nos están alejando de lo más importante, que son las tragedias humanas que hay detrás de cada uno de esos números. Creo que la literatura puede acercarse a esas tragedias, también el periodismo, no digo que no, pero la literatura tiene más libertad para acercarse a ellas
.
Agrega: En un momento dado la literatura puede ser una manera de encontrar respuestas sin que sea su fin último. Por lo menos cuando me siento a escribir lo que trato es de contar una buena historia, pero finalmente, a la hora de estar construyendo personajes, atmósferas, creo también que trato de encontrar respuestas a las preguntas que todos nos hacemos constantemente para intentar asir esta realidad que todos los días nos da en la cara muy duro
.
Autor de La nariz roja de Stalin, con el que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández, y las novelas Un camello en el ojo de la aguja y Espectáculo para avestruces, ahora prepara una novela sobre la trata de personas, y señala que si bien se ha perdido la idea de que escribir es una aventura, esto no ocurre cuando se escribe desde la periferia.
“Todavía escribir es una aventura. Es una apuesta a lo romántico, a no saber qué va a pasar. Pero sí es cierto que la literatura también está sujeta a las leyes de mercado, a la oferta y la demanda, a las modas.
“Es muy fácil caer en la tentación como escritor de entrar en esa corriente y de escribir una novela histórica si lo que está de moda es el bicentenario. O del narco, que vende mucho ahorita. Pero si perdemos la escritura como una aventura empezamos a no ser auténticos, a sonar un poco falsos y a falsear también lo que escribimos.”
–¿No cayó en esta tentación de las modas al escribir sobre el narco, aunque la novela no trata exclusivamente ese tema?
–No, porque no es una novela del narco y porque no estoy escribiendo de ello desde fuera. Vivo en una región donde padecemos esta cuestión. Es legítimo escribir de algo que transforma tu realidad y que hace que estén secuestradas generaciones enteras. Creo que es legítimo, pero además no la considero una novela del narco, creo que ese tema es un telón de fondo para hablar más del poder, del exilio, de la soledad, de la locura, creo que va más por ahí o por lo menos es el intento. Sí hay una presencia de narcotráfico, pero tengo derecho a escribir sobre él, porque lo padezco todos los días, vivo en una región donde está muy condicionada la realidad a ésta, me atrevería decir, cultura
.
Tardarás un rato en morir, publicada por Suma de letras, “tiene que ver con la novela negra, también es un thriller político, hay un trasfondo del narcotráfico. Es una conjunción de todos estos elementos que hacen que la novela no se encasille en un género, sino que juega con todos. Igual la definiría como una novela de personajes, que está edificada con base en cada uno de los personajes que van construyendo la historia, porque es muy coral y está contada desde diferentes ángulos”.
El libro se presenta a las 12 horas en el Salón de la Academia de Ingeniería de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.