Hollywood/Los Ángeles, 22 de febrero. Aunque su protagonismo es indudable al destacar los logros cinematográficos, fueron necesarias 85 ediciones de los Premios de la Academia para que los Óscares, los mayores galardones de Hollywood, llevarán oficialmente el nombre de este codiciado caballero de 33 centímetros, calvo, fornido y cubierto de oro.

Este año, los preciados Premios de la Academia que se entregan el domingo, ya no se llamarán así, sino serán nombrados como los Óscares, otra prueba de que el hombrecito dorado, que se erige sobre un rollo de película, es el trofeo sin competencia a la hora de acaparar los focos en el mundo del séptimo arte.

En estos 85 años, a Óscar se le ha visto en manos de los más grandes de la industria cinematográfica, y las fotos de los ganadores que agarran con fuerza su estatuilla de 3.85 kilos de peso, se han convertido en icono del éxito en la capital mundial de la industria cinematográfica.

La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas (Ampas, por sus siglas en inglés), que organiza los premios más importantes de la industria del cine, no confirmó oficialmente el cambio, que fue revelado por el coproductor de la gala, Neil Meron, cuando dijo que hablar de 85 premios de la Academia era demasiado rancio.

El cambio parece ser cierto, al menos este año: las referencias a los premios de la Academia y a que es la edición 85 del show han desaparecido de los materiales de la Ampas desde hace algunas semanas.

Estamos haciendo un cambio de imagen, dijo Neil Meron al sitio de entretenimiento The Wrap, en una entrevista junto al coproductor Craig Zadan esta semana.

“No lo estamos llamando ‘La 85 edición de los Premios de la Academia’, que suena muy rancio. Los llamamos los Óscares”, agregó.

El cartel del Óscar del año pasado destacaba muy claramente el nombre de la edición de los premios de la Academia junto a una estatuilla dorada con un diseño sobrio. El de este año muestra al sonriente anfitrión, Seth MacFarlane, bajo el título The Oscars.

Hombrecillo con historia

El misterio del origen de su nombre, tan común como raro para un premio, es una de las leyendas que vende para atraer la atención de los seguidores de estos galardones.

La Ampas creó el Óscar en 1927 para promover sus películas y honrar el desempeño de actores, actrices, directores y otros artífices del cine.

En su origen, la Academia contaba con 36 integrantes; hoy suman más de 5 mil 800.

El director de arte del estudio Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons, fue el elegido para diseñar la estatuilla: un caballero desnudo y corpulento, que con sus brazos cruzados sujeta una espada y que está parado sobre un rollo de película.

La primera ceremonia –una cena simple y corta– se efectuó el 16 de mayo de 1929 en el hotel Roosevelt, de Hollywood, a pocos metros de donde actualmente se entregan los premios Óscar, el teatro Dolby (ex Kodak). La ceremonia duró 15 minutos y se repartieron 15 estatuillas.

Las primeras estatuillas eran de bronce, pero durante la Segunda Guerra Mundial –debido a la escasez de metales– los trofeos comenzaron a hacerse de yeso, que luego fueron suplantados por las actuales figuras bañadas en oro y plata.

Una leyenda indica que la encargada de la biblioteca de la Academia, y luego directora ejecutiva, Margaret Herrick, veía en la estatuilla un gran parecido con su tío Óscar. Luego, su personal comenzó a referirse a la figura con ese nombre.

Un editorialista especializado en Hollywood, Sidney Skolsky, utilizó el nombre en una columna de 1934 al referirse al premio a mejor actriz recibido por Katharine Hepburn y la Academia empezó a usar el apodo en 1939.

Hoy día la gala es una transmisión de más de tres horas dirigida a unos mil millones de telespectadores en el mundo.

Este año comenzará domingo a las 17 horas locales, donde la cinta histórica Lincoln, de Steven Spielberg, y Una aventura extraordinaria, de Ang Lee, parten como favoritas con, 12 y 11 nominaciones, en ese orden.